Cine de superhéroes y corrección política - Parte 2 de 2

Por Francisco X. López

Los cómics comenzaron su apogeo en el cine con la primera cinta de los “X-Men”, símbolos de la discriminación hacia las minorías. Los lectores estaban acostumbrados a personajes de todo tipo y el punto a debatir era la exactitud con la que adaptaban el material oroginal.

“Gatubela”, estelarizada por Halle Berry, sólo conservaba el nombre del personaje al cual se modificó en todo sentido, desde el origen, el nombre y el tono de piel. Sin embargo las críticas se centraron en la historia y las malas actuaciones. Algo semejante se vió en “Los Cuatro Fantásticos”, cuando a la rubia Susan Storm la interpretó Jessica Alba. Otros cambio de este estilo se vieron en “Man of Steel”, cuando Perry White fue interpretado por Laurence Fishbourne y en “Escuadrón Suicida” con Will Smith en el papel de Deadshot y con Samuel L. Jackson como Nick Fury. Estos casos fueron anecdóticos.

En los últimos años el público femenino en Estados Unidos ha crecido al igual que el segmento latino. El tercer grupo en cuestión de números es el afroamericano y hacia ellos se enfocaron los esfuerzos de los productores. En primer lugar, el reinicio de “Los Cuatro Fantásticos” cambió rdicalmente a los hermanos Storm. La Antorcha humana pasó a ser interpretada por Michael B. Jordan, un actor de color y la Mujer Invisible ahora era adoptada; cambios que no aportaron a la historia de los personajes, más bien buscaban identificarlos con sectores de la audiencia.

Con la irrupción de Marvel Studios y el gran número de personajes que integran su Universo cinematográfico, no sólo había que buscar actores que pudieran meterse en la piel de los héroes también se necesitaba que fueran atractivos para el grán publico, pues sus ingresos en taquilla cada vez eran mayores. Cuando Disney compra a Marvel, el enfoque cambia y la inclusión se hace más evidente, comenzando con el “Hombre-Araña”, a quien regresan a sus orígenes adolescentes, mientras su entorno se transforma para asemejarlo a una serie de Disney Channel, con un elenco multicultural lo cual molestó a muchos fans, pero no afectó al éxito de la cinta.

La más reciente polémica se da raiz de la elección de Brie Larson como la “Capitana Marvel” y su designación como el personaje más poderoso e importante para la nueva etapa del MCU. El feminismo declarado de Larson y su activismo dieron pie a agrias discusiones en las redes sociales y en los medios de comunicación, pues una parte del público se sentía víctima de un adoctrinamiento, de una inclusión forzada. La percepción de un sector es que los estaban obligando a aceptar un producto creado con el fin de captar un nuevo mercado.

Estas decisiones van más alla de los procesos creativos, se basan en estudios de mercado y poco o nada aportan a las historias. Cuando una película está bien escrita, dirigida y actuada, el tono de piel, e incluso el género del personaje deja de importar.

Los fans siguen a los personajes con los cuales se identifican, no porque sean rubios, morenos, hombres, mujeres o de cualquier orientación sexual.

Cuando vamos al cine esperamos diversión, no un discurso político. Desafortunadamente parece que en la actualidad es obligado formar bandos.