Conductoras de Uber nos cuentan cómo han sido agredidas por ser mujeres

La misma sorpresa que causaron las mujeres cuando empezaron a trabajar en las gasolineras de la Ciudad de México, la están causando ahora las conductoras de Uber.

En un campo laboral en el que ha predominado la participación de los hombres, ser conductora Uber no es nada fácil, ya que la mayoría son mujeres solteras, con y sin hijos, algunas de ellas divorciadas; de preparación media superior a superior y que, por lo general, tienen otro trabajo a la par.

Diario de México entrevistó a cuatro de ellas, que forman parte de un grupo de redes sociales de 60 conductoras, para conocer las diferentes problemáticas a las que se enfrentan todos los días.

MISOGINIA Y HUMILLACIONES

Las conductoras Uber tienen que tener la paciencia para tolerar los comentarios misóginos de algunos usuarios, tanto hombres como mujeres, respecto al hecho de que una mujer maneje. Ellas tienen que escuchar opiniones como: “es que las mujeres no saben manejar”, “tienen que estar en la casa y criar niños”, “este trabajo es de hombres”, además de soportar otro tipo de humillaciones por parte de los clientes.

La razón por la que los usuarios no saben que también hay mujeres conductoras en Uber es porque la empresa no tiene políticas incluyentes; todo está pensado para hombres".

Por ejemplo, Alejandra, de 29 años, divorciada y dueña de un automóvil último modelo, nos platica una de las experiencias más desagradables que ha tenido.

En alguna ocasión, relata Ale, ya casi al final de un viaje, una usuaria empezó a agredirme: 

- ¡Eres una tonta!, ¿no te puedes apurar?

- Es que no puedo rebasar límites de velocidad, contestó Alejandra.

- ¡No me interesa! Por tu culpa, voy a llegar tarde. Eres una estúpida...

“Me dijo 20 mil cosas”, comenta aún con indignación. Al final, me gritó: "Y te largas rapidito"

 "y me tronó los dedos", cuenta Alejandra, al tiempo que chasquea los suyos.

INSEGURIDAD Y DROGAS

Otra problemática que enfrentan es la inseguridad. En este trabajo, algunas mujeres corren un riesgo mayor y están más expuestas por manejar en la noche-madrugada; es muy peligroso sobre todo porque somos "más blanco” para que nos bajen del vehículo, asegura Ale.

Sin embargo, algunas prefieren trabajar en ese horario, por un lado, para ahorrarse el tránsito y, por otro, para poder atender a sus hijos y convivir con ellos durante el día, como es el caso de Sandra, quien tiene una hija en secundaria y quien apenas el viernes de la semana pasada fue interceptada en una esquina, en Cuajimalpa, por dos tipos que pistola en mano golpeaban los vidrios de su coche y le exigían que se bajara. Por fortuna, Sandra reaccionó rápidamente: arrancó, aceleró y se alejó a toda prisa.

“Las mujeres, seguimos corriendo riesgo y seguimos siendo discriminadas. No tendríamos que hacer una diferencia por desarrollar un trabajo”.

Una vez -relata Miriam, de 43 años- recogí en San Jerónimo a unos muchachitos que andaban en drogas: estaban “repartiendo” más arriba de Six Flags; fuimos a tres puntos. Me dio mucho miedo, expresa, porque era una zona muy alta de El Ajusco, donde no hay mucho acceso a la policía.

Alejandra dice que en una ocasión tuvo que bajar a un chico porque "empezó a hacer cigarros de mariguana en mi coche. Entonces, le dije: voy a cancelar tu viaje, necesito que te bajes o voy a tener que llamar una patrulla para que vengan a bajarte; no puedo tenerte en mi vehículo con droga".

A él ya le habían cancelado una cuenta por problemas similares, comenta.

La situación es diferente con los usuarios que viajan alcoholizados porque a pesar de que llegan a vomitar en las unidades, explica Alejandra, es vital "que las personas que beben estén empezando a hacer conciencia de no manejar".

Las conductoras de Uber han desarrollado sus propios códigos de seguridad y tienen ubicadas con precisión las zonas de riesgo de la CDMX y el Estado de México, que sigue siendo un foco rojo y un peligro latente a cualquier hora. Ellas coinciden en que Naucalpan es la zona más insegura, específicamente la colonia El Molinito. “Es una colonia espantosa, de las más peligrosas”, dice Miriam.

En Uber, nosotros decimos: ‘Adiós vaquero o adiós vaquera’, cuando vamos a zonas así porque no sabes si vas a salir o no, dice con preocupación.

Ecatepec, donde hace unas semanas se registró un triple feminicidio y donde las cifras indican que, en lo que va del año van 50 mujeres desaparecidas y 49 asesinadas, fue otro de los lugares mencionados por las entrevistadas. “Donde yo sé que está muy peligroso porque siempre me dicen que no me meta ahí es en Polígonos, sé que es lo peor de Ecatepec”, enfatizó Elizabeth.

Iztapalapa también apareció en la lista de las zonas ‘feas’. “Alguna vez llegué a entrar y el usuario que llevé, me dijo: “Ahorita que me dejes, bajas tus seguros, subes tus vidrios y si se te acerca alguien, te lo llevas; no te pares”.

Respecto a las colonias más seguras, las entrevistadas coincidieron en mencionar a La Condesa y La Roma, en el Centro de la ciudad.

ÁREAS RESTRINGIDAS Y TARIFAS

El aeropuerto es una zona limitada para el transporte concesionado y restringida para el servicio de transporte particular, ya que se permite dejar a los usuarios, pero no recogerlos porque “te echan a la Federal”, platica Miriam. La multa por esta acción es de 52 mil pesos para la empresa y 10 días de sanción sin coche para los conductores.

“Uber debería empezar ya a negociar”, sugiere,”y ojalá también hicieran un albergue en cada delegación -no nada más para los conductores de Uber- para que puedas llegar, lavarte las manos, hacer del baño y saber que ahí no te van a multar y no te van a asaltar. Las autoridades tienen que ser mucho más flexibles”.

En general, Elizabeth se dice contenta de trabajar para esta empresa. Sin embargo, le gustaría que las tarifas no fueran tan bajas, en comparación con otras aplicaciones -en alusión directa a Cabify- e incluso con servicios de sitio, pues expresa que aunque esto es bueno para el usuario, también hace falta apoyar la economía del conductor.

Pero no todo es negativo en este oficio. Alejandra, Elizabeth, Miriam y Sandra comparten, principalmente, el gusto por el manejo y la flexibilidad de los horarios de trabajo siendo conductoras de Uber porque esto les permite, sobre todo, llevar a sus hijos a la escuela, prepararles el lunch, recogerlos a la salida y ayudarlos con sus tareas; y, en general, desarrollarse en otras áreas de su vida.

Trabajar en esta red de transporte privado también tiene su lado gratificante -coinciden todas- como la reacción de los usuarios cuando les dicen que se sienten seguros con una conductora y que “¡qué bueno que haya mujeres! “, o cuando reconocen su trabajo con una buena calificación y con alguna nota de agradecimiento.