El atún ‘de soya’ no es suficiente, el queso que compras podría ser madera rayada

Por Joan Contreras 

Ese costoso queso importado que compraste, quizá tenga un ingrediente “sorpresa”...

De acuerdo con una investigación hecha en 2012 por la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA por sus siglas en inglés), varias compañías que vendían el delicioso queso mozarela que todos usamos en pizzas, ensaladas y demás, podría contener celulosa, la misma materia prima del papel, barnices, tejidos, explosivos, y por supuesto, madera.
 



Una redada realizada en la fábrica de Castle Cheese Inc., en la parte rural del estado de Pensilvania, confirmó lo que las autoridades del queso sospechaban: la compañía rebajaba el queso que producía con pula de madera, y lo distribuía en algunas de las mayores cadenas de supermercados en Estados Unidos.

Aunque la celulosa es considerada como un aditivo seguro para la salud en estos productos, su concentración no debe rebasar el 4 por ciento para ser considerado un buen producto, pero en este caso, había ocasiones en el que la cantidad de queso era menor a la de celulosa, dicho de otra manera, ¡La gente compraba madera untada de queso!

¿Pero por qué los fabricantes de queso hacen semejante cosa? Bueno, la respuesta es muy sencilla y quizá ya la hayas intuido: ahorra dinero y aumenta las ganancias. La fabricación de este queso en específico requiere enormes cantidades de leche, pues mientras 40 litros de leche producen 4 kilos de queso chédar, la misma cantidad de leche solamente genera 3 kilos de Mozzarella.

Además, a los inescrupulosos productores del amado lácteo no les basta con generar miles de millones de dólares de ganancias al año, quieren todavía más.

Casos como estos son solo la punta del iceberg de lo que suele esconder la industria alimentaria global, la cual nos sorprende casi a diario con los escándalos que surgen por la elaboración de muchos de sus productos, que aunque muchas veces no son lo que dicen ser, el consumo de estos aumenta día a día. Quizá sea hora de pensar más a fondo en todo lo que nos llevamos al estómago.