Ataque rusos causan desolación en las zonas fronterizas de la región ucraniana de Sumi

Sumi

Leópolis.- Los intensos ataques de artillería y bombardeos aéreos llevan a que miles de personas tengan que evacuar con urgencia su casas en los distritos fronterizos de la región de Sumi que se han convertido en marzo en uno de los principales objetivos de Rusia en Ucrania.

En todo caso, los ataques se han intensificado en las últimas dos semanas llevando a una devastación sin precedentes en algunas zonas.

Sumi tiene la frontera más grande con Rusia entre todas las regiones ucranianas y durante los dos años de la invasión a gran escala ha vivido en una tensión constante. Ahora los ataques incesantes han llevado a gran desolación en algunas zonas.

"Es como una ciudad fantasma, una especie de Chernobil", dice a EFE Katerina Andreeva, una voluntaria que ha viajado a uno de estos distritos, Velika Pisarivka, para ayudar a los civiles y evacuar animales y lo compara con la desolación en torno a aquella central nuclear tras su accidente.

Dos semanas de ataques

Rusia bombardea el lugar desde hace dos semanas con distintos tipos de armas. "Usan misiles KABs (bombas aéreas guiadas) varios tipos de drones y morteros, incluso una bomba de fósforo que prende fuego a todo lo que está alrededor. Buscan matar todo lo que siga con vida allí", asegura.

Con ello algunos pueblos son destruidos por completo mientras que Velika Pisarivka ha perdido ya casi la mitad de su infraestructura.

En las zonas situadas hasta a 5 kilómetros de la frontera prosigue la evacuación. Videos de la policía muestran cómo los habitantes -muchos de ellos de avanzada edad- dejan precipitadamente sus casas en las pausas poco habituales de los bombardeos.

Sin embargo, pese a que cerca de 3.500 personas han abandonado Velika Pisarivka, muchos todavía dudan en hacerlo.

Algunos no quieren dejar sus casas abandonadas por miedo a los saqueos, explica la voluntaria. Otros, en esta zona predominantemente rural, no están dispuestos a dejar atrás a sus animales.

Muchas personas mayores prefieren quedarse, dice Andreeva. "Una abuela me dijo: he nacido aquí y aquí moriré", explica.

Aquellos que permanecen escondidos en los sótanos necesitan con urgencia víveres y medicamentos ya que la infraestructura ha colapsado. "Estamos ante una crisis humanitaria", dice Andreeva.

Una amenaza constante

Andreeva habla con EFE desde un hospital donde se recupera de una conmoción cerebral que sufrió tras la explosión de una bomba rusa aérea guiada. 200 de esas bombas, más de una cuarta parte de las que habían sido lanzadas sobre Ucrania en marzo, apuntaban a la región, según dijo el presidente Volodímir Zelenski la semana pasada.

Sin aviones modernos y con sólo pocos sistemas modernos de defensa antiaérea el país no puede protegerse de esos ataques, según el analista militar Oleksandr Kovalenko.

"Las mismas bombas no pueden ser derribadas. Necesitamos aviones de combate modernos, sistemas de defensa antiaérea y misiles de largo alcance ATACMS para destruir los aviones rusos usados para lanzarlas o para destruir sus bases aéreas", explica.

Kovalenko se niega a relacionar la intensificación del ataque ruso a la región con las operaciones en curso de soldados enemigos de Putin, apoyados por Ucrania, en el territorio ruso cercano.

Los asentamientos a lo largo de la frontera son atacados permanentemente, lo mismo que ciudades como Odesa o Járkov, asegura, y habla de terror contra la población civil.

"Es altamente peligroso vivir cerca de la frontera con Rusia", dice Kovalenko.

Miedo y frustración

En la ciudad central de la región, Sumi, suenan constantemente las alarmas antiaéreas, dice Victoria, cuya madre Lubov vive allí.

"Está frustrada por que en los misiles rusos derribados se sigan encontrando componentes occidentales", explica Victoria a EFE.

Lubov duda en dejar su casa pero es consciente de que puede ser necesario mudarse a una zona más segura si los ataques rusos siguen en aumento.

Muchos no ven ningún futuro en la ciudad, situada a 20 kilómetros de Rusia, puesto que la guerra ha paralizado la economía.

Los habitantes temen que con estos ataques Rusia esté preparando el terreno para una nueva ofensiva con tropas de tierra como al comienzo de la invasión, señala Andreeva.

"Nos resistimos entonces y nos resistiremos ahora. No dejaremos que pasen", asegura pese a todo.