Realineándose

Conforme pasan los días después de las elecciones en México, la sociedad se adapta a la nueva situación. Previo a la votación del domingo, 1 de junio, había una especulación en relación al impacto económico, político y social que tendría para México la victoria de un partido de izquierda. Lo que hemos presenciado estas semanas es: estabilidad económica en el entorno nacional y en relación a la paridad peso-dólar (la más relevante para el peso mexicano), una civilidad raramente vista en nuestro sistema político y una tranquilidad de los grupos sociales que anteriormente se habían manifestado en contra de procesos electorales ordenados (como lo fue en su momento el Ejército Zapatista de Liberación Nacional –EZLN-).  

Aunque han pasado pocos días desde la elección presidencial y la renovación total del Congreso de la Unión y dada la contundencia con la cual Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó la contienda, el presidente Enrique Peña Nieto ya lo recibió en Los Pinos. Ellos dialogaron en privado pero dieron a conocer lo que se comentó en su reunión. Inclusive,  los medios de comunicación informan sobre la manera en que el próximo gobierno llevará a cabo su labor. Ya se menciona que el Tratado de Libre Comercio de America del Norte reiniciará sus negociaciones con un grupo del Gobierno Federal actual y uno del Gobierno Federal que entrará en funciones el 1 de diciembre. Se ve una transferencia de poder ordenada. 

Algunos critican que partidos como el PRI manifiesten que actuarán como una oposición responsable para establecer contrapesos con el Ejecutivo Federal y señalan que deberían cuestionar los resultados. Sin embargo, ante una victoria clara como la de AMLO  es importante que los demás actores políticos actúen con responsabilidad y reconozcan que en un régimen democrático hay vencedores, vencidos y los vencidos deben actuar como una oposición sensata, no revoltosa.