¡Mon Dieu!: Sin autores, no más cómics

Por Francisco X. López

La industria del cómic en Francia es un negocio de más de 500 millones de euros anuales, con más de 5 mil álbumes distintos publicados, pero lo que por fuera parece una industria pujante y un negocio redondo esconde situaciones que nadie presumiría. Así como hay autores consagrados que venden decenas de miles de ejemplares, hay una gran comunidad de creadores emergentes, que apenas consiguen sobrevivir con sus ingresos.

Los grandes eventos como Angouleme son pocos, los dibujantes se presentan en ferias regionales y librerías para promocionar su trabajo en un esfuerzo para aumentar las ventas y dar a conocer su trabajo.

Las sesiones de firmas son cosa común en el mercado editorial, pero hablando de los cómics la diferencia es que el público no se limita a pedir una firma o una dedicatoria, lo normal es solicitar un sketch.

Esto representa trabajo no remunerado para los autores, que deben asistir a las firmas como parte de sus contratos, pero que no se benefician de dedicar horas a realizar dibujos que, en muchos casos, son vendidos en un mercado secundario y que les restan horas de trabajo en lo que realmente es su actividad remunerada.

Este año, justo unos días antes del inicio del festival, varios sindicatos y asociaciones de autores se han organizado para llamar a una huelga, pidiendo pago por las sesiones de firmas. El punto es que el hecho de realizar un dibujo personalizado se sigue considerando una cortesía “obligada”, de parte del autor, y se discute que el pago lo deben absorber los organizadores de los eventos y las editoriales, que presentan al talento como parte de su estrategia de ventas.

Sólo la editorial Les Humanoïdes Associés había reaccionado comentando que es “natural que los editores participen en la remuneración de las dedicatorias”.

“Sin los autores, no más cómics”, es la consigna de este grupo que evidencia jornadas laborales de hasta 12 horas por salarios apenas arriba del mínimo.

En otros mercados (EU y GB) el artista firma y en ocasiones dedica, pero también decide qué material, algunos dan preferencia a su trabajo más actual y cobran por firmar trabajos más viejos, de colección.

Esto premia al lector asiduo y busca (con poco éxito) desalentar a los especuladores, pero el mercado de firmas y sketches mueve una cantidad de dinero impresionante que hasta ahora nadie ha analizado ni estimado.

Es correcto que los autores pidan un pago por su trabajo, pero también es justo que los aficionados aprendan a distinguir entre una cortesía y una exigencia. Algunos dibujantes llegan a regalar dibujos a determinados fans por razones personales y está bien, pero debe quedar bien claro que su trabajo es dibujar y que no es lo mismo ocupar 10 segundos en una firma que 10 minutos o mas en un sketch dedicado.

De la misma manera que un autor agradece a sus lectores con una firma, una dedicatoria o una foto, los lectores deben agradecer a sus artistas remunerando su tiempo y esfuerzo. 

¿Cuánto es lo justo? Ese es tema para otra historia imaginaria.

Imaginaria