Estas fueron las últimas palabras de "El Chapo" antes de que le dictaran sentencia

Joaquín “El Chapo” Guzmán, condenado este miércoles a cadena perpetua más 30 años de prisión y 240 meses por blanqueado de dinero por un tribunal de Nueva York, tuvo algunos minutos para hablar frente al juez, los cuales utilizó para leer una carta.

El narcotraficante, líder del Cártel de Sinaloa, destacó en el escrito las condiciones inhumanas en las que ha vivido los últimos meses en la prisión estadounidense conocida como “Little Gitmo”.

Acusó que a pesar de que se dijo que los miembros del jurado que lo declaró culpable el pasado 12 de febrero de 10 cargos, entre ellos narcotráfico, lavado de dinero, portación de armas y relación con una banda criminal, pudieron haber violado la ley, el juez no actuó.

Además, agradeció a sus abogados y a su familia por haberlo apoyado incondicionalmente durante el proceso en su contra.

Durante 13 minutos, “El Chapo”, de 62 años de edad, uno de los narcotraficantes más buscados en el mundo, pidió la palabra y leyó la siguiente carta:

Primero que nada, gracias a mi familia, esposa y niñas por ese apoyo incondicional. Durante este largo proceso ellas me han apoyado y me seguirán apoyando. Gracias a mi mamá, a mis hermanas, a mis hijos que tanto quiero y a las personas que me apoyaron y que rezaron por mí para que yo estuviera en mejores condiciones en esta tortura de los últimos treinta meses.

A los abogados, sobre todo a los abogados de oficio Michael y mis abogados privados. Como usted sabe señor juez, por las condiciones de confinamiento de los últimos treinta meses todo ha sido para mí una tortura. He bebido agua no limpia, no respiro aire limpio, es un aire seco, me duele la garganta, la nariz, me duelen los oídos, me duele la cabeza. Se me ha negado el derecho a respirar aire limpio pues el aire de la celda llega sucio, pues es filtrado.

Para poder dormir tengo que tapar mis oídos con pedazos de papel higiénico por el ruido del aire. A mi esposa no se le ha dado permiso de visitarme y a mí ni siquiera se me ha permitido abrazar a mis niñas.

Ha sido una tortura emocional y psicológica las 24 horas del día. Con todo respeto, ha sido una tortura lo más inhumano que he pasado. Ha sido una total falta de respeto a mi dignidad humana. Dentro de estos tratos inhumanos, los guardias de la prisión me han ayudado con su trato así como los alguaciles que me llevan y traen a la Corte.

 Cuando fui extraditado esperaba un juicio justo donde apareciera la justicia ciega y que mi fama no determinará la justicia. Pero pasó justamente lo opuesto, pues el jurado vio los artículos donde me acusaban de todo sin basarse sólo en las evidencias presentadas, sino por lo que vieron en los medios. Eso dañó mi proceso.

Los miembros del jurado dijeron que podían haber violado la ley y usted no hizo nada, no los trajo para cuestionarles por lo que hicieron. Entonces no recibí un nuevo juicio. Pero en su lugar, usted dijo que eso no importaba, y me quitó la posibilidad de un juicio justo. Dijo usted que había mucha evidencia en mi contra, pero entonces, ¿para qué hacer un juicio si había tantas evidencias? No era necesario traer un jurado.

Ya que usted y el gobierno de los Estados Unidos me enviarán a donde nadie jamás escuche mi nombre, aprovecho para decir: aquí no se hizo justicia.

Mi caso quedó manchado y si usted me negó un juicio justo y la prensa me juzgó, entonces, ¿eso se les puede negar a otros? Quedó en evidencia que Estados Unidos no es mejor a otros países corruptos que ustedes no respetan.

Muchas gracias.