CDMX tuvo exceso de mortalidad de enero a agosto

A través del “Análisis de la Mortalidad en la Ciudad de México Durante el Primer Semestre de 2020”, se dio a conocer que la CDMX registró un exceso de fallecimientos en comparación de otros años.

De acuerdo con José Merino, titular de la Agencia Digital e Innovación Pública (ADIP), detalló que, de los 30 mil 462 fallecidos reportados de enero a agosto, al menos 20 mil 535 están asociadas con Covid-19.

Explicó que el 73% de muertes fueron personas residentes de la ciudad, mientras que el 24% vivían en el Estado de México y 3% en otras entidades.

En el informe elaborado por médicos especialistas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición y del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, se indica que el exceso de mortalidad en la capital del país se registró entre el 19 de abril al 30 de junio, colocando los días 20 y 21 de mayo con mayor tasa de muertes.

Debido a estos resultados, la mortalidad en la ciudad llegó al 143%, al presentarse 23 mil 366 defunciones por encima de las 15 mil 665 esperadas en un año sin pandemia.

Asimismo, al referirse exclusivamente al deceso de habitantes capitalinos se encontró que el exceso de mortalidad fue de 161%; esto debido a que para mismo periodo de tiempo se esperaban 11 mil 88 decesos, pero se registraron 17 mil 826 adicionales.

De los fallecimientos registrados al menos el 92% ocurrieron en hospitales y un 7% en domicilios, sin embargo, entre mayo y agosto el exceso de mortalidad se redujo en 68% para residentes de la capital del país, de acuerdo con el informe de exceso de mortalidad del Gobierno de la Ciudad de México.

De igual modo, se explicó que el exceso fue mayor en la población de 45 a 60 años, alcanzando un 278%, en este grupo los hombres registraron un 217% de exceso de mortalidad contra 112% en mujeres.

Aseguraron que la sobremortalidad se debió principalmente a enfermedades respiratorias agudas asociadas al virus del covid-19, pero se encontraron también decesos asociados a diabetes, obesidad, problemas hipertensivos y cardíacos que no están relacionados a la infección de manera directa, sino probablemente a consecuencias secundarias a los cambios en la vida cotidiana de la población por el confinamiento.