Crónica de un desastre anunciado (Parte II)

Espada de Dos Manos

Por Marcelo Fabián Monges / Escritor y periodista

Importante: Este contenido es responsabilidad de quien lo escribe, no refleja la línea editorial del Diario de México

Como un mal prestidigitador, como un mago con trucos baratos, como los estafadores que han salido a vender curas falsas contra la pandemia, López Obrador sacó sus amuletos e intentó mostrar “sus poderes especiales”, un privilegio que no tiene ningún otro mandatario del mundo contra el coronavirus.Mientras tanto, desde su gobierno, orquestó un plan sistemático para ocultar los muertos por la pandemia, haciéndolos figurar con otro diagnóstico distribuido entre un espectro de otras enfermedades, que van desde neumonía, neumonía atípica, neumonía comunitaria, tal vez entre otros.

Un plan sistemático para ocultar los muertos de una pandemia debería ser considerado un crimen de Estado por el Poder Judicial mexicano y por las instituciones mundiales sobre el tema, como por la Corte Penal Internacional.

Del Poder judicial en México, que solo se encarga de castigar el uno por ciento de los delitos en el país, y que en la práctica está subordinado al Poder Ejecutivo, no podemos esperar mucho. Pero de la Organización Mundial de la Salud o de la Corte Penal Internacional, en caso de que se hiciera la correspondiente denuncia bien fundamentada, podríamos esperar un horizonte de justicia.

En este espacio, en mi columna anterior, ofrecí distintas pruebas y testimonios de casos de cambios de cifras oficiales para hacer pasar “como normales” los muertos actuales registrados como neumonía atípica o neumonía comunitaria, tapando la realidad de muertos por coronavirus. Sin embargo, los casos y las denuncias siguen creciendo. Veamos algunos.

 

En este caso, lo que pueden ver es una prueba. Es un certificado de defunción por neumonía atípica. Esto sucede mientras médicos denuncian de forma anónima que les ordenaron registrar como neumonía atípica los casos de coronavirus. Pero mientras sucede esto, hay incluso líderes de opinión en México que dicen, “mientras no les hayan realizado los exámenes para saber si tienen el virus no se puede saber si murió de coronavirus.” No hay mejor ciego que el que no quiere ver. Y menos cuando esos ciegos están esperando alguna pauta publicitaria del gobierno federal.

Este certificado de defunción coincide con otros hechos, como los denunciados por médicos de Nuevo León con el periodista Ciro Gómez Leyva, quien anunció la historia, pero finalmente no la publicó porque los médicos no quisieron dar sus nombres. Como si la reserva de las fuentes no fuera un derecho de los periodistas, o como si el interés público no debiera estar por encima del reclamo del que podría ser objeto como periodista por parte del gobierno federal. Ciro Gómez Leyva no tuvo la valentía de publicar la historia, pero al decirlo, ya es un hecho. Los médicos de Nuevo León denunciaron que les ordenaron registrar los casos de coronavirus como neumonía atípica.

Ciro Gómez Leyva podría haber hecho como muchas veces ha hecho Fátima Monterrosa, productora del programa “Punto de Partida”, que tenía Denise Maerker en Televisa antes de conducir el noticiero estelar, donde a los entrevistados, para proteger su identidad, se les tapaba la cara o realizaban la entrevista de espaldas. Pero Ciro Gómez Leyva parece tener poca imaginación a la hora de elegir entre tener valor o esconder una historia semejante por miedo.

En este caso, lo que está publicando este usuario ya no es una versión, es un certificado de defunción con ese diagnóstico. Hay que leer el hilo completo de la denuncia, donde se puede ver a quién se dirige, y que sabe perfectamente de lo que está hablando:

 

El caso llegó a la prensa, y lo sacó la Revista Proceso con este encabezado: “Por neumonía atípica, muere agente del MP en hospital del ISSSTE” y donde también se puede leer: “Un agente del Ministerio Público de la Fiscalía General de la República (FGR) murió ayer por neumonía atípica, luego de ser ingresado a un hospital del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) con síntomas característicos de una enfermedad respiratoria similar al Covid-19”.

En este link se puede leer la nota completa: https://www.proceso.com.mx/623863/por-neumonia-atipica-muere-agente-del-mp-en-hospital-del-issste

En la clínica 7 del IMSS en Coahuila, se registró un contagio colectivo de COVID-19, donde se contagiaron de forma masiva médicos y enfermeras de ese hospital[1]. Esto produjo la muerte de un médico de ese hospital. Frente a esto, el subsecretario de salud Hugo Gatell salióa mentir sin ningún pudor en conferencia de prensa para “neutralizar” el impacto de la noticia, diciendo que dicho médico se había contagiado en una consulta externa del hospital, con un paciente particular y que él produjo el contagio en el hospital[2]. La versión fue desmentida por los mismos médicos y enfermeras de esa clínica del IMSS a través de una carta hecha pública, en la que aseguran que el médico se contagió de un paciente que llegó a ese hospital y que fue diagnosticado como neumonía atípica. Según lo afirmado por médicos y enfermeras de la clínica 7 del IMSS de Coahuila, el médico se contagió por un paciente que llegó el día 15 de marzo a ese nosocomio y que fue diagnosticado como neumonía atípica por probable coronavirus. Los médicos de esa dependencia ya se habían manifestado el día 23 de marzo solicitando equipos de protección adecuadas y los elementos e insumos necesarios para tratar la pandemia.

Por otro lado, el gobierno de la Ciudad de México les pidió a las empresas funerarias de la entidad considerar toda muerte por neumonía como coronavirus[3], y por lo tanto, sigan un protocolo de seguridad para el manejo de los cuerpos que comprende el uso de trajes de protección, la no velación de los cuerpos y la rápida cremación de los mismos.

Esta medida fue tomada después de una reunión con empresarios de funerarias quienes llevaron su inquietud por haber recibido cuerpos con todos los síntomas del coronavirus pero que sus certificados de defunción decían simplemente neumonía.

Como se podrán imaginar, todos esos casos no cuentan en las cifras oficiales, ni tampoco se les hicieron a esos pacientes mientras estaban vivos, ni a sus cuerpos después de haber fallecido, pruebas de coronavirus.

Todo esto, mientras el Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, sigue sin poder tener los tests para hacer exámenes de coronavirus a la población de ese estado porque la COFEPRIS no autoriza su ingreso por la aduana, y ¿Cuál es el problema de la COFEPRIS para autorizar la entrada al país de esos tests?Simplemente la voluntad del gobierno de López Obrador de no querer hacer pruebas para que no se sepa la verdadera magnitud de la pandemia en el país. Esto, mientras el inefable subsecretario Hugo Gatell continua sosteniendo de forma contraria a la OMS y al resto de las medidas tomadas por el resto del mundo, que hacer pruebas para saber si alguien tiene coronavirus no sirve.

Por otro lado, en una columna publicada por el periodista Raymundo Riva Palacio este 1 de abril, se da cuenta que “los Laboratorios Abbott, una empresa centenaria fundada en Chicago, cuyo jefe de científicos es Richard Roberts, Premio Nobel de medicina en 1993, que desarrolló una prueba para detectar el Covid-19 en cinco minutos, y que se ha convertido en la quimera del coronavirus”. Esta prueba fue ofrecida por este laboratorio al gobierno de Estados Unidos y al de México. De esta forma lo consigna Riva Palacio en su columna: “En Washington, las credenciales del laboratorio y de Roberts abrieron las puertas. Les presentaron un documento de 14 páginas para explicarles su dispositivo de rápida detección molecular del Covid-19, desarrollado a partir del estudio de los pacientes en Wuhan, la ciudad china donde estalló la pandemia, a finales de diciembre pasado. En Estados Unidos, fueron evaluados y aprobados. La Administración de Alimentación y Medicamentos, responsable de la salud pública en ese país, aprobó su descubrimiento y le permitió, desde esta semana, comercializarlo.En México, el mismo documento de 14 páginas se entregó en la Secretaría de Salud. Al día siguiente, se le dijo a su emisario que no estaban interesados.”

Y Riva Palacio completa la historia diciendo: “No hicieron una sola pregunta, una sola observación, una sola crítica. Ni siquiera preguntaron lo menos importante, cuánto costaría, porque incluso el laboratorio estaba dispuesto a, prácticamente, regalarle las pruebas al gobierno mexicano. La indiferencia fue total. Ningún gobierno estatal podía siquiera hacer el intento de adquirirla, como lo hizo cuando menos una entidad, porque la Secretaría de Salud les prohibió adquirir pruebas”[4].

¿Si esto no es una actitud criminal entonces que es?

Esta es solo una acción más en contra del cuidado de la salud de la población por parte del gobierno de López Obrador, que ha mostrado en cada acto su firme voluntad para que se hagan las menos pruebas posibles de coronavirus en el país.

El gobierno argentino estaba realizando pocas pruebas, y le daba vueltas al asunto de una forma parecida a lo que ha hecho en este sentido el gobierno de López Obrador, incluso le prohibió al gobierno de la provincia de Mendoza comprar sus propias pruebas. Eso a pesar de que el gobierno argentino ha tomado a tiempo muchas medidas duras, que incluyen el cierre de fronteras y poner al país en cuarentena desde hace ya 15 días. Pero ante la falta de pruebas, los reclamos de la sociedad argentina no se hicieron esperar y esto ha obligado al gobierno de Alberto Fernández a salir a comprar pruebas para coronavirus, así, el gobierno argentino termina de adquirir 200 mil test rápidos y unmillón de reactivos PCR[5].

Héctor de Mauleón escribió esto en su cuenta de Twitter denunciando lo que sucede con este otro caso:

En las redes también podemos encontrar denuncias como esta:

A esto hay que sumarle la crisis económica que vendrá, y frente a la que el gobierno de López Obrador pide que sean solidarios con ellos, con el gobierno, y que no dejen de pagar los impuestos, pero no son ellos solidarios con la población.

Mientras en Buenos Aires llevan cuatro noches seguidas de cacerolazos, reclamando que los políticos se bajen los sueldos y en Brasil la población está haciendo los mismo en sus principales ciudades y de esta forma obligan a sus gobiernos a tomar medidas, López Obrador sigue con su partida secreta de más de 90 mil millones de pesos, sin pensar donarla para la crisis económica, y asegurando, como lo dijo este jueves, que esta crisis “le vino como anillo al dedo para poder consolidar la cuarta transformación”. De esta forma, López Obrador hizo una insólita muestra de vileza declarada. Algo sumamente inusitado en cualquiera que se quiera preciar de ser humano.

Mientras tanto, la sociedad mexicana, a diferencia de otras, no reclama y continúa con su pasividad a prueba de balas.

Esperemos que el plan criminal del gobierno de López Obrador de registrar los muertos por la pandemia como neumonía en todas sus variantes y ocultar los muertos por coronavirus, además de no realizar pruebas, y la pasividad de la sociedad mexicana, que no es capaz de torcerle el brazo a este gobierno, no den como resultado un escenario como el de Guayaquil, con muertos tirados en la calle por la pandemia.

Tal vez es hora de que en México se dejen de pagar impuestos, al menos por tres meses, para que López Obrador se dé cuenta de que no le cayó como anillo al dedo como él dice, la muerte de muchas personas, la expansión de la pandemia por su falta de medidas, ni la crisis económica que quiere aprovechar para implementar más planes clientelares, pero en medio de la cual no está dispuesto a gobernar para todos los sectores del país.