Damián Alcázar afirma su popularidad con animada charla en teatro de Guanajuato

Ciudad de México.- Todo actor que se meta lo que se meta estando mal de su cabecita, y se pone a hacer un personaje dañado, no termina afectado por el personaje sino porque él ya está dañado. “Hay que estar muy saludable. En el cine se trabaja con la precisión y tu cuerpo tiene que estar bien afinado y listo, con todos los reflejos”, expresó ante un Teatro Principal repleto de admiradores, el actor mexicano Damián Alcázar, quien este viernes ofreció una charla como parte del Festival de Cine de Guanajuato.

Recién galardonado con la Medalla Filmoteca de UNAM, apenas ayer en el Teatro Juárez, Alcázar es una de las figuras que anima con su presencia la vigésima primera edición del GIFF. Sobre el oficio actoral, que domina como poco en nuestro país, brindó interesantes nociones que explican el éxito con el que desempeña su labor. “Lo más difícil es entrar al personaje, ya luego dejarlo es fácil”, dijo como ejemplo.

El protagonista de filmes como Magallanes (2015), guió al público por un recorrido por su trayectoria como actor, abriendo ventanas a episodios personales que le otorgaron un valioso rédito de experiencia. Partió de su infancia primera, que consideró fundamental para la formación de cualquier individuo. Una infancia que en su caso estuvo colmada de películas, casi desde los 2 años y medio.

Durante sus estudios de teatro se encontró con cuatro maestros de gran influencia en su vida. El primero le enseñó a descubrir su cuerpo como una catedral, con voz, imaginación, percepción... todo. El segundo le hizo ver la importancia de la disciplina y el trabajo diario. El tercero fue Luis de Tavira, quien le ayudó a sumir la actuación como una experiencia de transformación personal. Y después vino el maestro Margules, quien le reveló un aspecto crucial: la autoexigencia perpetua como actor.

Alcázar habló del periodo de los noventa, época en la que despuntó en la gran pantalla y que ve como un periodo provechoso para nuestro cine. Un tiempo anterior a la desaparición de las grandes salas y el arribo de los grandes complejos con multisalas. “Los cineastas del considerado Nuevo Cine Mexicano son muy buenos. Y el mayor éxito fue haber regresado al público mexicanos las salas, aunque solo por algún tiempo nada más”.

Fue en ese lapso, en 1998, cuando Damián en colaboración con Carlos Bolado se involucró con una historia que dio fuerte impulso a las trayectorias de ambos y que se concretó en Bajo California: el límite del tiempo. En el filme, Alcázar hace de un artista sin arraigo a punto de ser padre. El aspecto de paternidad cobró sentido como nunca, ya que el actor justamente se estrenaba como padre mientras realizaba el rodaje.

Hubo oportunidad también de hablar de la efímera aventura hollywoodense, su participación como Lord Sopespian en Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian (2008). “Un día en mi casa suena el teléfono y me dicen: lo queremos invitar a hacer una película de Narnia y queremos que haga el antagonista”. Pero lo más interesante se dio después, cuando le preguntaron de su estatura: “dije no, se acabó cuando les dije que como 1.68m. Me dijeron, bueno, le vamos a dar otro papel y me dieron un papel que me encantó”.

Hacia el final de la conversación, el actor compartió que ya trabaja con el director Luis Estrada en un nuevo proyecto. Sin dar mayores detalles, dijo que esta vez, Estrada apunta los cañones hacia la gente y no a hacia la clase política. “Porque la gente también es mentirosa, quiere sacar ventaja, también se permite trampas. Así que si les gustó la crítica hacia el Estado, ahí les va la crítica hacia ustedes”.

El Festival Internacional de Cine de Guanajuato vive su penúltimo día de su edición 2018. La fiesta cinematográfica celebra a los filmes galardonados con la entrega de premios esta noche en el Teatro Juárez, además de ofrecer la gala de clausura que supone el estreno de la comedia Blindspoting (2018) de Carlos Estrada López y que tuvo buen paso por el Festival de Sundance.