Dance, dance, dance

Por Gerson Gómez

¿Te estas divirtiendo? Me preguntó a mi lado en la barra de orina. No estoy acostumbrado a responder. Menos a desconocidos interesados en ver el tamaño del pene.  Continuó el chorro efervescente de orina. Tiro al blanco. 

Después de tres caguamas Carta Blanca olvido cenar. Me espera en la mesa mi dama. La música con todo poder. Traigo sed de la mala. Dura casi siempre dos o tres días. Hasta quedar inconsciente. Cualquier banca de parque la convierto en pueblo mágico.

Mi vecino del mingitorio le da dos buenos pases a su bolsa de cocaína. Fondo, fondo. No tiene llenadera.

La conversación inconclusa. El sonido sordo de la bala. El sicario con cachucha de color roja le vuela la cabeza al vecino. Tiro limpio. Sin necesidad de rematar. 

En la pared queda impregnada parte de la masa encefálica. En la barra cae el cuerpo inerte. El amasijo de sangre, orina y agua corriendo. Aprieto los parpados. Esperando el disparo ciego sobre mi organismo. No sucede. Iban sobre el difunto.

La música continúa sonando. Solo quienes vimos el acto buscamos la salida.  

Vámonos a la verga le digo a mi dama. No me preguntes nada. Las cosas se van a poner muy calientes. Ella segura piensa en mí embriaguez. 

Yo solo quiero olvidarme de los dos últimos minutos de mi vida. Borrarlos para siempre de la memoria. Del puro susto terminé miádo en los pantalones.

Hoy me reencontré con la muerte le digo cuando salimos del galerón. Vamos a dejar de vernos por un tiempo. Debemos de cambiar de atmosferas. Bailar en los antros es una actividad extrema.

Tomamos dos taxis distintos. Ella va para Guadalupe, yo, para Escobedo. Las sirenas de la policía se acercan. Alcancé a observar como bajaron la cortina en el lugar. Hasta los del grupo quedaron atrapados.

El bato de la gorra roja, el sicario, no perdió el tiempo. Hoy se graduó con honores frente a la Santa Muerte.

En Monterrey el apocalipsis no llegó lento. Aquí sonaron primero las trompetas y los ayes de sopetón.

Aquí nos hundimos y la orquesta no pudo seguir tocando por cobardía.

Importante: Este contenido está redactado en sentido literario y es responsabilidad de quien lo escribe, no refleja la línea editorial del Diario de México