Decadencia viral

Por Omar González

No sean esclavos ni mercenarios del periodismo. (Silvino Jaramillo) 

 

“Súbela en chinga, al rato la complementas... Una o dos líneas para ganársela a todos”. Quien haya estado en una redacción web esta es la frase que, lastimosamente, se escucha del director, coordinador o editor hacia sus coeditores cuando se trata de una noticia “breaking”. 

Atrás quedaron los tiempos de la buena sintaxis, datos duros, rigor ortográfico e informativo. Ahora es ganar a la competencia con palabras al viento, sin el más mínimo esfuerzo. Copiar y pegar, las mismas declaraciones y descripción de una agencia, exactamente la misma noticia que traerán los demás medios... ah, pero “la ganamos”. 

¿La investigación de fondo? ¿Los errores ortográficos y dedazos? ¿La verificación de fuentes? Eso no importa. “El usuario no lee, con el título basta... ¿para qué te esfuerzas?”. 

Así es estimado lector (si en realidad tengo alguno) échate un clavado, con ojo crítico, al río de información que todos los días circula en Internet, desde portales independientes hasta sitios de periódicos de renombre en nuestro país para que te des cuenta de la cantidad de basura que minuto a minuto se te vende. 

Lo de hoy es la “oportunidad”, ser el primero, sin importar si está mal hecho. Y no se diga “lo viral”, es lo que les gusta a los millennials, dicen los “gurús” del periodismo digital. 

En lo personal, toda esta bola de sandeces ha ido acumulando en mi interior varios sentimientos que van desde la tristeza, hasta la rabia; pasando por la tolerancia y terminando en una carcajada. 

Más de 20 años trabajando en este oficio, siempre del lado digital. Durante todo este tiempo he confirmado cómo poco a poco el puesto de editor web se ha ido denigrando y es por la forma en que las “mentes brillantes” por encima de ellos piden los contenidos. 

Gente que jamás operó en su vida un portal es elegida para dirigir un sitio web. Los números, páginas vistas y usuarios, para ellos, están por encima de la calidad informativa. 

Y a quienes quieren seguir realizando un trabajo decente, bien investigado y con textos que tengan un valor más allá que el informativo, la frase “motivacional” –muy original, por cierto- es “ya cambia el chip, escribe contenidos para millennials”

En verdad, ¿los millennials son estúpidos? O bien, ¿existe una verdadera oferta informativa que valga la pena? ¿A caso vivimos de prisa en un mundo donde la tecnología nos ha ido quitando la verdadera esencia de las cosas? ¿Nos da hueva leer?  

Si la respuesta es no, te invito a exigir a estos próceres de la información a no faltarte al respeto con notas tan absurdas que quienes las redactan o son unos auténticos ignorantes, o bien, explotan el morbo y amarillismo puro. Este ejemplo es una “gran joya” para ilustrar hasta dónde puede llegar el surrealismo periodístico. 

Un presunto... ¿nahual? El cadáver de un animal es de un presunto... ¿nahual? ¿En serio? Y por si no queda claro el significado de esta palabra, el editor (a), realizador (a) de esta hermosura de texto, nos inserta la explicación siempre acertada de... Wikipedia: Un nahual o nagual o incluso nawal, es un elemento del individuo que se considera un vínculo con lo sagrado. El concepto se expresa en diferentes lenguas, y significa algo similar a "interior" o "espíritu". 

Y así como esta barbaridad, existen tantas en medios de comunicación que se dicen serios. Reconozco que hay otros sitios que escriben en forma de sátira como El Deforma, pero ese es su “target” y lo hacen de forma acertada y original. 

Recordemos a Pérez, el periodista pacheco 

Él se jacta de estar considerado entre los mejores 10 periodistas del país. ¿Premios? Ninguno. Le llamaré en este texto “Pérez”, porque, aunque escriba su nombre original, nadie lo conoce. Es más, ni en la redacción en la que trabaja, muchos, no saben de su existencia. 

Un experto en el copy paste y maestro del plagio, Pérez puede llevar una buena redacción a un auténtico caos. Toma datos de otros sitios, los pega en la estructura de su nota. Sin remordimiento, sin siquiera un poco de vergüenza, Pérez redacta sus “crónicas” con extractos de otros medios y luego hace suyo el escrito, se lo firma... ¿cómo chingados no? Al final él tuvo la labor de acomodar la información, “no es un plagio, es recabar datos de manera original”, dice al ser cuestionado. 

Pérez es el encargado de la opinión editorial de un periódico. Por años sus críticas las elabora de una forma fácil y sencilla. Lanza cinco “dardos” diarios. A cada uno sólo le pone un título y una pregunta al final, pero el cuerpo del texto... obvio, lo copia y pega tal cual de alguna nota del día. Por esa ardua labor, Pérez se siente orgulloso. 

También acostumbra a confundir datos importantes y así los publica al cabo: “No te preocupes Pérez, no pasa nada”.  El legado de este “hombre ilustre” es interminable. También domina la activación de bots para aumentar el tráfico en el sitio web del medio. ¡Un mañoso profesional!. 

Pérez es tan sorprendente que le abrió una cuenta de Facebook a su perro. En la red social escribe, en nombre de su mascota, siempre con el cotidiano “guau, guau, guau”.  No cabe duda que, este peculiar personaje, nunca dejará de asombrarme. ¡Pasa pa’ andar igual Pérez! 

La rola 

Desde hace días está rondando en mi cabeza esta canción de El Gran Silencio, se las comparto. Se titula Decadencia

 

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