Dōmo arigatō Mangakka-san

Por Francisco X. López

El pasado sábado, 7 de diciembre, el Museo Internacional del Manga de Kyoto presentó un evento especial. En conjunto con el  Centro Internacional para estudios del Manga de la Universidad de Kyoto Seika y el Centro Internacional de Investigaciones para Estudios Japoneses se inauguró la muestra Historieta, con el objetivo de celebrar la historia y la cultura de este medio en México.

Como invitados estuvieron Armando Bartra y Juan Manuel Aurrecoechea, investigadores y autores de Puros Cuentos, además de Rubén Eduardo Soto, caricaturista y fundador del Museo de la Caricatura e Historieta (MUCAHI).

Como parte de los trabajos de investigación histórica e internacional de la cultura popular se busca obtener una comprensión integral y estructural de los elementos básicos y la diversidad de la cultura japonesa en su conjunto. 

La “cultura popular” no se limita a la cultura de masas moderna y contemporánea, se extiende a la cultura pop y las subculturas y similares, en oposición a la cultura alta o canónica.

La exposición se forma de aproximadamente 100 artículos, incluyendo obras de arte originales, periódicos y revistas. Ofreciendo una retrospectiva histórica, trazada junto a obras de arte y materiales originales de cada época, desde sus raíces en el siglo XIX hasta su establecimiento a principios del siglo XX; su edad de oro durante la Segunda Guerra Mundial, y los desarrollos de la industria de publicaciones en la posguerra.

Los diversos mundos de Historieta se dividen en siete temas: humor, romance, heroínas, niños, héroes, charro (vaqueros mexicanos) y educación, abarcando caricaturas, material de lectura de ocio, anuncios y educación, expandiéndose en una forma de cultura popular que se extendió y conectó fuertemente con la vida cotidiana en toda la sociedad mexicana.

Rubén Eduardo Soto dictó la conferencia Historieta y memoria gráfica en México, donde explicó el desarrollo temático, narrativo y artístico del medio, desde la caricatura, a la tira, hasta las revistas; contando como de los suplementos nacen las primeras publicaciones autónomas, la aparición de los primeros héroes autóctonos y el auge de la temática de horror. 

Es de resaltar la enorme cantidad de publicaciones que entregaban cientos de miles de ejemplares diarios, convirtiendo a nuestro país en una de las primeras potencias del cómic.

Para algunos puede resultar sorprendente el impacto que estos trabajos tiene entre el público y los investigadores japoneses, pero cabe recordar que la cultura mexicana cruzó múltiples fronteras en la llamada

Época de Oro del cine entre 1939 y 1959, creando una imagen de nuestro país que aún permanece y que continua causando fascinación, sobre todo, para quienes descubren por primera vez este material.

Una vez más queda de manifiesto el gran interés por este material y, debido a su importancia histórica y artística, se hace necesaria una labor de recuperación y difusión de esta parte de nuestro legado cultural.