Edgar Ladrón de Guevara, un náufrago de su generación

Por María Fernanda Delgado

Llena de instantes vivos y cargada de significación “Última Mirada”, una exposición de Edgar Ladrón de Guevara, se inaugurará el próximo 21 de septiembre en la Galería 526, ubicada en Polanco.

Ganador de varias becas y distinciones como el Premio de Adquisición de la Vlll Bienal de Fotografía en México, el artista capitalino regresa con una muestra que combina obras de distintas etapas de su creación que presenta en una propuesta que apela “a la meditación, la empatía y el estado contemplativo del espectador”, según señaló.

Fuertemente influenciado desde la niñez por el arte gracias a su familia, Ladrón de Guevara mostró un talento innato para la música y la fotografía, pero fue esta última la que terminó de marcar su vida, ya que desde muy pequeño una cámara fotográfica se volvió su compañera.

Aunque ajeno a la tradición fotográfica convencional desde sus inicios consideró que en su obra está presente la influencia de Salvador Bravo y Pedro Meyer, entre otros exponentes. Al parecer sus primeras incursiones fuera del país le dieron el espacio e inspiración que enriquecerían su obra, haciéndola trascender las barreras del lente mediante la integración de elementos que evocan al arte contemporáneo.

A su regreso a México se encontró con una escena, que si bien estrecha, se iba volviendo receptiva, y a la que su propuesta ha ido integrándose poco a poco.

“La autenticidad y el trabajo constante son los medios para sobresalir (…), para lograr la primera es necesario buscar y escuchar tu propia voz, la cual es inherente a la corriente artística a la que se pertenezcas”, afirmó.

FOTOGRAFÍA MULTIDISCIPLINARIA

A pesar de que algunos puedan considerarle un “náufrago de su generación”, como se describió con humor, él prefiere utilizar este término para ilustrar la singularidad de su propuesta.

En sus temas incluye escenas de la vida cotidiana, problemáticas sociales, cuestiones filosóficas, poesía y en ocasiones suele servirse también del surrealismo. Los materiales frecuentes en su obra van desde cosas minúsculas y etéreas, que en algunos casos han sufrido alguna transformación (como la ceniza), hasta metales y trabajos de edición sobre las piezas a través de tintas.

“La Ciudad de México es un refugio creativo debido a su aura estimulante (…); Y no es para menos, la vitalidad de la urbe significa un gran reto para un creador de imágenes que busca llegar a un público que, si bien es determinantemente visual, no está habituado a prestarse a la contemplación, lo cual hace necesario generar piezas que despierten el interés genuino del espectador”, precisó.

Al profundizar un poco más en la exposición es posible ver que podría tomarse como un trabajo compilatorio, pero no es así; más bien se trata de piezas de diferentes etapas que se homologan y al unirse se crean una experiencia visual llena de movimiento, ritmo y poéticas texturas.

Dentro de las piezas incluidas destacan las pertenecientes a su colección “Haikú” del 2016, inspiradas en poesía escrita por su padre y las de la colección “Mi Música” del 2015, hechas al ritmo de las partituras que representan.

En esta ocasión la exposición abarcará una colección de 22 piezas, divididas en 103 imágenes, dos proyecciones que incluyen material no presente en la exposición y una instalación flotante.

La inauguración de "Última Mirada" será el próximo 21 de septiembre al filo del mediodía, la entrada es gratuita y estará disponible al público en general de martes a domingo, de las 11:00 a 19:00 horas, hasta el próximo 3 de noviembre.