El andén de poesía con Jaime Tzompantzi
Áladín Príx (¡!¡!¡!94 – México ADN) ¿Recuerdas cuando ibas en segundo y te escondías en el baño para preparar poción multijugos? O cuando te perseguía un gigantesco troll de bosque por toda la escuela pero al final tus futuros mejores amigos, que creías unos mecos, cómicamente te salvaban? Eras feliz y no lo sabías. Fantasmophilia. (Súper Ediciones Prisma – 2018) @selfiesconfruta
dolor que vale la pena
no me crees pero esto es lo que más me gusta:
gente con uniformes detrás de mostradores
entregando comida y arrancando tickets
no es una comedia
no es una tragedia
no es nada que haya existido antes
y sin embargo ahí está:
simétrico y lleno de vida
como cualquier colina
no me importa la prefabricación
no me importa la evidencia irrefutable
de océanos de basura
expeliendose de entre sus dedos
(aún es el tiempo de alucinaciones, mala paga
y espera)
importa imaginar que apagamos todas las luces
de la plaza comercial
todas todas
hasta no poder dar ni un paso
y dejar tan sólo lo más esencial:
ahí están
metidos en sus locales como en cajones o cofres
los corazones
Transistores y burbujas
Radio, what's new?
Radio, someone still loves you
- Roger Taylor
Un submarino atómico descendió al atlántico más y más y más y más y más…
hasta que sus banderas perdieron todos sus colores.
Al final llegó hasta una superficie de varios miles de kilómetros
cubierta de puntos blancos y negros que brillaban intermitentemente.
Era el vidrio de una T.V analógica sin señal.
Los tripulantes del submarino descendieron cuidadosamente
y luego vieron que ya podían respirar bajo el agua
(porque sí, aún seguían bajo el agua).
Aunque la intensidad del brillo era demasiada
lo resolvieron fácil con unas gafas de sol.
Quisieron conversar pero hablaban en tiburón
(antigua lengua).
Aún así lograron el acuerdo de que era lo mejor quedarse a vivir ahí.
Así que habitaron el lugar poco a poco.
Rehicieron sus vidas de un modo súper eléctrico.
Primero en blanco y negro y después a todo color.
Todos los días nuevas aventuras.
Y luego los hijos, las mascotas...
El paso de las generaciones.
También el submarino formó su familia.
Y después de muchísimos años juntos
sobre la superficie de vidrio pandeado bajo el mar,
ya habían logrado dar realidad a todas las caricaturas
y cada una de las series
que vimos durante nuestra infancia
y nuestra adolescencia
en las salas de nuestros padres.
Hasta que sucedió la llegada
del apocalipsis digital
y todo recomenzó
y todo el mundo cambió.
(Casi todas las promesas brillan
y casi todas
se quedan a la mitad)
Arbustos y cuadrados.
Y nuestra primera cita fue en Zoo Tycon.
Y venías vestida de amarillo y traías las calcetas mojadas.
Y de un momento a otro
me señalaste riendo
uno de los leones 2d.
Sacaste un cigarro y una pluma de ganso.
Lo empezaste a dibujar.
A continuación, el león se sentó en un tronco
y lo dibujaste así
sentado en un tronco
y fumándose su cigarro.
Yo te tomaba fotos mientras el alba se arrastraba
y se iba poniendo calientita.
De pronto, el león se sacó las calcetas,
pues también las traía mojadas,
y las arrojó a una esquina de la jaula.
Tú te quitaste lentamente las gafas
y revolviste los colores de tu paleta.
Un zookeeper se acercó a nosotros y nos preguntó
que qué diablos hacíamos ahí,
que era un delito colarse de noche en zoo tycon.
Y luego el alba se cayó de su cama.
Y los torniquetes empezaron a girar.
Y entonces el gigantesco cursor descendió hasta nosotros
y dio click en tu corazón.
La luz del flash de mi cámara
se unió a la de un relámpago,
y comenzó a volver a llover.
Y entonces vi reflejado por un momento
en los barrotes de la jaula
a la silla vacía frente a la computadora
donde corría la versión de zoo tycon
desde donde estábamos enamorados.
Y ésta, la silla, sólo giraba y giraba
y dejaba una estela amarilla.