Sin contar con ninguno tipo de permiso para operar como bares; bodegas, patios y cuartos de diversas vecindades del Centro Histórico han sabido aprovechar la falta de regulación para crear sus propios bares domésticos, reveló una investigación del periódico Reforma.
Los negocios, muchas veces se ocultan tras la fachada de tiendas de abarrotes o misceláneas para brindar este servicio ilegal a cualquier persona que se les acerque y desee consumir un trago por un precio mucho menor al de cualquier establecimiento legal.
En estos lugares las caguamas rondan entre los 45 y 50 pesos y la única restricción que los dueños ponen es moderar el tono de las conversaciones para no molestar a los vecinos que se encuentran a los alrededores.
Algunas de las calles donde más han florecido este tipo de negocios son: San Jerónimo, Mesones, 5 de febrero e Isabel la Católica.
Según la información publicada por el diario antes mencionado, el horario de los bares clandestinos suele ser de lunes a sábado de las 13:00 horas y se puede prolongar hasta la madrugada.
