El negro es el nuevo blanco (primera parte de tres)

Por Francisco X. López

”Toda política de inclusión es una política de exclusión”, anónimo.

En la actualidad, los medios de comunicación parecen estar regidos por el miedo al señalamiento, a la acusación de no ser incluyentes y con ello perder el favor de los consumidores. Esto es cuestionable, por decir lo menos, cuando vemos que quienes presionan para cambiar lo que la gente ve y lee son grupos que no representan al público, al menos en el caso de los cómics no representan el sentir de los fans.

Desde los inicios del medio, las representaciones étnicas han sido exageradas y estereotipadas. Si tomamos en cuenta que los primeros comic books eran ilustrados por artistas que no daban la talla o no tenían el suficiente renombre para estar en los periódicos, es de entender que los dibujos fueran más simples y apoyados en “templetes” que se pudieran reproducir de una forma rápida y consistente.

Del mismo modo, los escritores no eran literatos ni guionistas consagrados. La falta de experiencia y oficio se compensaban con imaginación y la capacidad de cumplir plazos. Las historias eran genéricas y tomaban elementos de novelas, obras de teatro, películas y, sobre todo, de los llamados pulps, mostrando a cualquier personaje que no fuera estadounidense con rasgos exagerados que hoy día más que caricaturizados o estilizados se consideran grotescos y ofensivos.

Quizás el primer personaje africano sea Bilbolbul, creación del artista Attilio Mussimo, que apareció en el que se considera el primer cómic italiano, Il Corrieri del Piccoli y fue publicado durante casi tres décadas. Esa imagen del negro exótico se puede apreciar en trabajos posteriores como Little Nemo, donde el protagonista y el Payaso Flip tiene un sirviente africano; o en Tin Tin en el Congo, del niño aventurero.

Más adelante y ya con el establecimiento de los superhéroes, la representación gráfica se tornó más realista como en los casos de Tarzan, Sheena y El Fantasma. Incluso un rey africano, Lotario, tomaría un papel secundario e incluso protagónico en la serie de Mandrake, el mago, pero siempre subordinado a un personaje blanco.

Esto no evitó que los personajes de raza negra continuaran siendo en algunos casos un alivio cómico como Ebony White en The Spirit, el niño que se metía en problemas, pero que era inocente, noble y heroico. Aún cuando se puede decir que estos personajes eran escritos de una manera digna, es innegable que su imagen seguía fuertemente basada en estereotipos raciales o étnicos.

Y aunque esto también le ocurria a los chinos, japoneses, alemanes, rusos o mexicanos, la comunidad afroamericana sería la primera en tomar acciones para dignificar su imagen en las páginas de los cómics.

Así, en 1947, apareceriá All Negro Comics, una publicación enteramente elaborada por autores afroamericanos.

¿Significó esto un cambio?, ¿tuvo influencias en el medio? Son temas que abordaremos en la próxima entrega semanal