Entrometido en las colas, filas, taches, círculos y tapetes en el piso

Por Mike Volta

Así es estimad@ lector@, el ansiado momento de salir parece para much@s haber llegado y con ello por fin… ¡dejar la cuarentena!

Con el peligro latente de que se sabe que aún sigue ahí el capitán COVID-19, pero el valiente mexicano que nunca se raja puede más sin importar poner en peligro su vida y la de los demás.

Y además hay que hacerlo porque para muchos es la forma de subsistir a través del trabajo.

Y si muy sorprendido se sintió alguien de ver que regresaron los tianguis, que 3 de cada 5 personas usan cubrebocas; que el respeto a la sana distancia respecto a los demás se ha convertido en una conciencia individual que pareciera no tener resultado hasta que alguien con autoridad dice, conmina y obliga a hacerlo, tomar conciencia porque sí, parece necesitar un capataz en muchos casos.

Quizá ahora, en esta época de la “doctrina del meme” sea mucho mejor llevar puesta una camiseta que diga: “ponte el chingado cubrebocas”, en vez de discutir con la gente, pero... nos arriesgamos a que la gente no sepa o no quiera leer; pero algo de conciencia habrá.

Taches, círculos, flechas, tapetes, policías, botellas de gel, termómetros electrónicos, letreros, rutas de circulación y cualquier cantidad de estrategias parecen no ser suficientes ante la ola de gente que quiere comprar, pagar o hacer un trámite presencial.

Las oficinas de gobierno, juzgados, tribunales parecen haber pagado la novatada del COVID al no estar preparados para ser eficientes, aún con medios digitales para la impartición de justicia y esto es porque siguen dependiendo en gran medida del humor de los funcionarios en la interpretación de los colores de un semáforo y de lidiar con gente que no tiene el mínimo interés en respetar las normas.

Ahí está el kraken liberado, esperando que te descuides. Y tú lo sabes, lo mejor es permanecer en casa... pero hay que comer también.

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