Especialista señala que eliminar el plástico no es más ecológico

A lo largo de decenas de años, se ha considerado al plástico como un enemigo del medio ambiente, incluso las legislaciones públicas de varios países se han ido en contra de los popotes y las bolsas de plástico, cuya prohibición ya es popular a lo largo y ancho del planeta. Sin embargo, ¿Qué tan adecuada es la cruzada contra el plástico? ¿Cómo llegamos a la conclusión de que las alternativas al plástico son más ecológicas y que su prohibición o regulación tiene sentido?

Alejandra Ramos Jaime fundadora del movimiento ecologista “La Solución Soy Yo”, señala que con el tiempo cambió su percepción hacia el plástico cambió, pues considera a este material como esencial en el mundo ya que su uso ayuda sustituir otros que si causan más afectaciones.

Una bolsa de papel debe ser utilizada al menos siete veces para ahorrar el impacto ambiental de su fabricación con respecto a una bolsa plástica como bolsa de basura. Por su parte, una bolsa de tela debe ser utilizada más de 327 veces para compensar el impacto ambiental. Y en cada uso de bolsas de papel y de tela hay desgaste y consumo de recursos valiosos” expresó la también embajadora para Latinoamérica de La Fundación para la Educación Económica y economista.

La especialista destaca que el plástico no solo responde a la comodidad de los consumidores, también ayuda a cierto tipo de alimentos pues permiten extender su vida útil y facilitar su distribución.

Las ventajas permiten que los alimentos sean más fáciles de transportar y requieran menos combustible; que sean más duraderos y fáciles de almacenar, con lo cual hay menos costos de refrigeración, almacenamiento y desperdicio de recursos.

“Los plásticos son mucho más baratos que sus sustitutos por una razón: en su proceso de fabricación han logrado ser eficientes y utilizar muchos menos recursos”. Destacó Ramos Jaime.

Para la especialista la prohibición de la bolsa de plástico, atenta contra los buenos incentivos a la correcta separación y disposición de residuos sobre todo para la población económicamente más vulnerable, ya que, para cumplir esta tarea, las personas deberán comprar bolsas especiales para basura.

Entonces ¿Qué nos queda por hacer? Para reducir los factores externos negativos se requiere no castigar el plástico, sino indagar en los incentivos que gobiernan el que los plásticos (y cualquier otro material) sean desechados de formas costosas y deficientes. 

“Debemos exigir al gobierno el cumplimiento de sus propias normas ambientales y el establecimiento de un mejor marco institucional que prevenga la contaminación, y abandonar la visión que categóricamente etiqueta al plástico como algo “malo”, mientras etiqueta a los sustitutos como algo “bueno”.

Para Alejandra Ramos prohibir cualquier material acarrea costos e ineficiencias que nublan nuestra apreciación de sus relativas bondades .