Hacen vibrar la capital contra el muro de Trump

Por Nadia Venegas

"No al muro”, gritaba Guillermo Martínez, junto con su esposa María Eugenia, ambos de 53 años y de profesión médico y enfermera.

Él sostenía una pancarta, ella se tomaba de la valla metálica, una pared que separaba a los asistentes de diferentes marchas y el cual no los dejó llegar hasta el Ángel.
“Por la dignidad de México y los mexicanos; no al muro”, decía el cartel.

La pareja salió a las 9:45 de la mañana de su casa ubicada en la colonia Cuauhtémoc.

La razón era  acudir a la marcha que salía del Auditorio Nacional con el fin de participar en este movimiento, el cual pensaron podría traerles algo de tranquilidad.

“Hace un año que nuestra hija vive en Chicago, fue a estudiar, pero desde que las cosas cambiaron con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos hemos estado muy nerviosos”, comentó María Eugenia.

“No podemos no hacer nada, mientras personas como él acaban con las metas de muchos mexicanos como Marú (hija). Los mexicanos no somos criminales, no es justo que se nos trate así”.


Poco más de 45 minutos duró el recorrido que pasó esta familia para llegar al monumento ubicado en Reforma y Florencia; sin embargo, al llegar, la protesta no fue lo que esperaban.


Con vallas metálicas se dividía a la gente que llegaba desde diferentes puntos, mismas que estaban resguardadas por elementos de la Secretaria de Seguridad Pública de la Ciudad de México.


De acuerdo con información de la dependencia capitalina, tres mil elementos acudieron al lugar para mantener el orden con la llegada de aproximadamnte 20 mil personas que acudieron de distintos movimientos.
Los tintes y pleitos  políticos llegaron a provocar que se implementara una estrategia a fin de que se evitaran enfrentamientos, informó personal de seguridad.


Algunos organizadores agredieron a Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la asociación civil Alto al Secuestro,  quien recibió gritos de repudio durante su recorrido.


Asimismo, organizaciones civiles y educativas, como el Instituto Politécnico Nacional  y la Universidad Nacional Autónoma de México participaron en este movimiento.


“Qué triste que haya tanta gente que quiere llevar agua a su molino, que se aproveche de una situación como en la que están los mexicanos en Estados Unidos para su beneficio”, mencionó Guillermo.
“Mientras andan con sus politiquerías hay mexicanos que están en problemas, que están en situaciones difíciles”.


Poco antes de las 2 de la tarde, una parte del contingente ya comenzaba a retirarse por Paseo de la Reforma, incluso antes de que comenzara el canto del Himno, el cual incluso sería interpretado por la banda de guerra de Tránsito de la capital del país, pero esta se retiró antes de tocarlo.


El símbolo patrio sólo fue interpretado por poco menos de la mitad de los asistentes, en diferentes momentos y sin coordinación.


Al concluir el canto, la mirada de Guillermo se dirigió al suelo, tragó saliva, dobló su cartelón y le dio dos palmadas a su esposa en la espalda, en señal que era momento de retirarse.
“Yo esperaba otra cosa”, mencionó, “ojalá hubiera sido algo mejor”.