¿Cómo se comporta la inflación en América Latina?

Por Danilo Díazgranados

Diversos organismos internacionales han advertido acerca del efecto que en la economía latinoamericana ha tenido el confinamiento por causa de la crisis sanitaria. Y uno de los aspectos que más ha llamado la atención es el comportamiento de la inflación en la región. 

Los precios en bienes y servicios sufrieron un descalabro enorme en algunos de los países debido a la cuarentena. De hecho, un alto funcionario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe afirmó que "la inflación está en niveles históricamente bajos". La tendencia a la baja se ha venido observando desde 2016, aunque la caída de los precios durante la pandemia hizo más evidente el proceso. 

El promedio regional se situó en 2,7% durante al tercer trimestre del pasado año. Claro, de esta medición debemos extraer a Venezuela y Argentina, que atraviesan por procesos inflacionarios de gran envergadura. 

Las medidas aplicadas por los gobiernos para enfrentar la pandemia, la contracción de la demanda, el descenso de los precios a nivel internacional (especialmente los del sector energético), el incremento de la volatilidad cambiaria y los problemas de oferta fueron algunos de los factores que se conjugaron para la disminución del indicador inflacionario. 

Para algunos causa asombro que no obstante la devastación que ha sufrido en Producto Interno Bruto en la totalidad de las economías de la región -que puede alcanzar entre 6,9% y 7,7% según estimaciones del Banco Mundial y la Cepal, la inflación se haya mantenido a raya. Para ilustrar algunos casos, tenemos que en Costa Rica y Nicaragua la disminución del Índice de Precios al Consumidor fue al menos de dos puntos porcentuales. Mientras tanto en Guatemala, México, República Dominicana y Uruguay el incremento fue igual o mayor a 1%.

Tan devastadores que el PIB de la región en 2020 llegaría a una histórica contracción no vista en décadas -que puede estar en el rango de 6,9% a 7,7%, de acuerdo con las últimas estimaciones del BM y de la Cepal.

Aunque la inflación promedio ha caído, hay muchas variaciones dentro de Latinoamérica. En países como Costa Rica y Nicaragua la disminución del índice de precios al consumidor (IPC) fue de al menos dos puntos porcentuales, mientras que en otros como Guatemala, México, República Dominicana y Uruguay hubo un aumento igual o mayor que un 1%.

A nivel regional, el costo de los servicios experimentó una contracción de 1.4%, liderada por el descenso en el sector transporte, uno de los más afectados. El desplome de los precios del petróleo tuvo una incidencia directa a nivel global. Sin embargo, la inflación en bienes y de alimentos se disparó hasta 6,9% en Latinoamérica. Ese fenómeno se evidenció en Brasil, Chile, México y Guatemala y ya se venía reflejando previo a la aparición del coronavirus. Eso contrastó con el costo de una canasta básica, ya que mientras esta bajaba, los alimentos subían. 

Para el futuro inmediato, los pronósticos son que la inflación no afectará mucho el bolsillo de los consumidores latinoamericanos, toda vez que las tasas de interés de los bancos se mantienen relativamente bajas pues la mayoría de los gobiernos han inyectado liquidez en la economía para apoyar la recuperación en la demanda e impulsar la reactivación económica.