Morena tiene razones para celebrar, pero no tanto

Foto: EFE

El presidente salió "tablas", su voto duro no lo traicionó

Por: Romeo Valentín Arellanes

Si usted fue de los más de 16 millones de personas que votó "Que Siga" nuestro querido cabecita de algodón, no se agüite ni se deje contagiar por la amargura de los malquerientes que para todo le llevan la contraria. Los resultados de la jornada electoral del pasado 10 de abril fueron exitosos para él y su partido a pesar de que no participó más que 17 por ciento del padrón y el ejercicio de Revocación de Mandato no alcanzó la meta de 40 por ciento; esa meta nunca fue para los obradoristas sino para la oposición, para los que realmente quieren que el presidente Andrés Manuel López Obrador se vaya.

Era previsible que ganaría el "Que Siga", por eso los opositores mejor hicieron vacío ocultaron su verdadera fuerza y prefirieron descalificar el proceso a pesar de que hipócritamente decían #YoDefiendoAlINE, lo primero que hicieron al ver los resultados fue tratar de deslegitimar el proceso y minimizar los 16 millones de votos que ningún político debería despreciar, a ningún partido le sobran 16 millones de votantes. De hecho tampoco se debe menospreciar al millón de ciudadanos que votaron por que "Se Vaya" ni al medio millón que anuló su voto.

También era de esperarse que no se alcanzaría el piso mínimo de 37 millones de votos pues el antecedente inmediato, la consulta popular para enjuiciar a los expresidentes tuvo una participación de 7 por ciento del padrón, es decir, poco más de 6 millones de personas, por eso es significativo que nueve meses después esa cifra de participación obradorista se duplicó.

La estructura de Morena se ha fortalecido, ha mostrado mayor eficacia en poco tiempo tomando en cuenta que los operadores políticos lo hicieron con recursos propios y limitados, no había promesas ni incentivos reales para participar, por lo que podemos asumir que quienes  participaron lo hicieron por gusto y convicción, por hacerle el paro al presidente y refrendarle su apoyo.

Está claro que en 2018 hubo un voto de castigo muy grande que acompañó al núcleo duro obradorista, que según los resultados electorales de 2006 a la fecha más o menos siempre ha sido en promedio 15 millones.

Por lo pronto lo que queda claro es que el capital político de López Obrador es muchísimo más grande que el de cualquier otro político mexicano y que será la base para darle continuidad al proyecto de la Cuarta Transformación en las próximas elecciones aunque él ya no estará en la boleta electoral. El presidente está contento porque salimos tablas y su voto duro no lo traicionó, ahora le toca a su partido aprovechar el impulso y hacer que esa cifra crezca.

Sin embargo, no se puede celebrar demasiado - lo que dure la Semana Santa nomás- pues uno  no puede evitar preguntarse  qué habrá pasado con el resto de los 30 millones de votantes que lo apoyaron en la elección presidencial de 2018 ¿Cuántos de ellos eran estructuras priistas y panistas desencantadas de los sexenios anteriores?, ¿Cuántos de ellos eran alianzas que se han roto y cuántos son ciudadanos legítimamente desencantados? Pero lo más importante es saber cuántos de ellos van a votar por el PRI, PAN o Movimiento Ciudadano en 2024 y qué están haciendo para captar esos votos.