Cuidado con la policía

Foto: Cuartoscuro

Por Gerson Gómez

Aprendieron muy pronto las particularidades de la profesión. Despojar de sus pertenencias a los vagabundos. A los inmigrantes amenazados de entregarlos a las células del crimen organizado.

A los ebrios, conductores y transeúntes, con remitirlos a las cárceles municipales.

La gendarmería nacional y la guardia civil asumen funciones extraoficiales.

En todo el territorio nacional extorsionan. Desde Chiapas hasta Baja California Norte. 

Se les extiende la patente de corso. Cualquier hora es el momento justo de actuar como jueces expeditos. Molestan e incumplen con la Constitución Mexicana.

Imposible confrontarlos o tratar de explicar sus funciones normativas. Asustan con el petate del muerto. Con la consignación por estar interviniendo en las actividades de prevención del delito.

Ese es su salvoconducto. La oportunidad para robar con la supuesta denuncia anónima. De movilidad y de ojo avizor.

En los casos de las administraciones estatales, pulen las mejores mañas de sus superiores.

Rinden cuentas y los moches llegan hasta las secretarias. La quemadura de conciencia es la cauterización de la ambición.

Realizar arqueos y devolver a la ciudadanía las calles, aun después de la pandemia interminable, es preponderante.

Lanzar una lista negra de malos elementos de las corporaciones. Con lupa tenerles en sus actividades cotidianas. Para no verles entrar en las filas del otro crimen organizado.
 

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