De Warhol, beatnik y viajero del tiempo

Foto: Especial

Por Gerson Gómez

“MEMORIAS DE UNA BEATNIK”, DE DIANE DI PRIMA 
Las memorias de Diane Di Prima fueron consideradas por mucho tiempo un clásico de la literatura underground por su interpretación áspera y descaradamente erótica de los años Beat.

Memorias de una Beatnik es un relato franco, abierto y conmovedor de una joven que se encuentra inmersa en medio de un vertiginoso movimiento literario que llegaría a ser uno de los más importantes del siglo XX, una confederación de hombres que miraba con desdén el trabajo de sus pares mujeres, y cómo esta joven aprendió a “convertir su rebelión interior en arte”, abriéndose camino entre todos ellos para crear una de las obras más poderosas de este grupo.

Las memorias de Di Prima también son un retrato fascinante e imprescindible de las convulsiones políticas y sociales que ella misma vivió a finales de los años 50 y principios de los 60 en Estados Unidos: la persecución política a escritores y artistas por su simpatía hacia el comunismo, el nacimiento de pequeñas comunidades autogestivas que experimentaron con drogas como un método de autoconocimiento, la liberación sexual, la lucha de la sociedad afroamericana por la igualdad de derechos, la irrupción de las mujeres en todos los campos dominados por hombres. En resumen, un libro muy necesario para medir y enriquecer nuestra comprensión del presente.

“LA SAGA DEL VIAJERO DEL TIEMPO”, DE ALBERTO CHIMAL
Durante varios meses, Alberto Chimal escribió a través de Twitter una serie de microrrelatos que tomaban como punto de partida el posible viaje que el Viajero del Tiempo, protagonista de La máquina del tiempo, de H. G. Wells, pudo haber emprendido al final de la novela. Estas pequeñas estampas, que representan un homenaje no solo a Wells sino a la ciencia ficción, nos transportan al pasado, presente y futuro, donde podemos observar el mundo desde un punto de vista privilegiado y presenciar tanto grandes acontecimientos de la historia falsos y verdaderos, así como sucesos cotidianos casi imperceptibles.

Los textos, a manera de instantáneas, ofrecen al lector retratos de todo tipo de personajes —históricos, literarios, reales o ficticios— a quienes el Viajero del Tiempo, y de paso también su gato, encuentran en su camino: escritores como Sor Juana Inés de la Cruz, William Blake, Edgar Allan Poe y Jane Austen; personajes literarios como Helena de Troya, Drácula, el Hombre Invisible; iconos reconocidos y también iconos por conocer. Como si la ficción formara parte de otra dimensión temporal, esta propuesta nos invita a navegar en la máquina del tiempo que es el propio libro, de la mano de uno de los narradores más audaces de la literatura mexicana contemporánea.

“POR DONDE EL DIABLO ATRAVIESA LOS HUESOS”, DE BRUNO JAVIER 
No es mera casualidad el hecho de que este primer poemario de Bruno Javier se encuentre estructurado de forma tripartita. ¿Acaso no es en la unidad trinitaria donde el deseo, el amor y a lujuria convergen en un vértice común capaz de revelar lo que merodea bajo nuestra piel, que son precisamente tales emociones, y no otras, las que realmente gobiernan y animan a nuestros cuerpos más allá de sus terrenales articulaciones anatómicas?

El hambre carnal y la vergüenza que de esta puede derivarse, representan el empuje suficiente para guiarnos por las veredas sinuosas que la lectura de este libro propone en una síntesis poética que parece atravesar un jardín nutrido por dudas teológicas, apetitos insatisfechos y rituales domésticos que devienen rutinas cuya parsimonia resulta aplastante porque, muchas veces, lo más cercano puede convertirse en lo más lejano e inalcanzable y de esta forma evidenciar la manera cómo la desgracia, ese virus milenario, logra transmitirse y definir nuestra vidas.

“LA MÁQUINA DE WARHOL”, DE JESÚS DE LA GARZA
Jesús de la Garza, explorador sistemático del absurdo, ofrece una visita guiada a ciegas, una exposición de palabras, ubicando el antiguo diálogo de poesía y pintura en el plano de la reproducción en serie.

A partir de Andy Warhol y su naturaleza muerta con benzoato de sodio, remonta la fascinación adolescente por lo nuevo al pop de su destape, un momento iniciático de la cultura cuyo envase sigue aquí.

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