Nos preocupan las historias de terror de los accidentes durante la temporada de receso escolar. Apelamos a las buenas conductas de los choferes y de los automovilistas. A la pericia y al cuidado de la velocidad.
A evitar el consumo de bebidas embriagantes y de substancias tóxicas. Respetar los límites de velocidad y a manejar de forma elegante y con cortesía.
Para los habitantes de la frontera norte de México, la posibilidad de reapertura terrestre con los Estados Unidos de América, le da nuevo brillo.
Los magros ahorros financieros, de todo un año, espera ser gastado no invertido, en las tiendas de Laredo o de MccAllen. En los outlets de San Marcos, en San Antonio. Houston o Dallas, de visita con los familiares.
Muchos de ellos son los de auto comprado en mensualidades. De inexistente y aspiracionista clase media. Sus lujos son los alimentos, el fisgar en las grandes firmas de diseñador, en la cadena de tiendas Ross y en los dólar markets.
Sus preferencias aguantan las horas de trayecto en las garitas. Al cruzar el puente a la vista de sus exigentes observadores. Sume también, a los grupos del crimen organizado. Sus halcones y a las ahora, no desconocidas, historias de terror.
De privaciones ilegales de la libertad. De desapariciones forzadas. De ejecuciones. Para pensar más de tres veces, si vale la pena salir de la ciudad.
