¿Adiós al horario rígido de oficina?

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Por David Somoza Mosquera

Los cambios continúan en lo que ahora conocemos como el “nuevo mundo laboral”. La tendencia que ido cobrando mayor peso con el tiempo es cómo algunos trabajadores están dividiendo sus jornadas laborales en unas pocas horas a la vez, realizando tareas de manera flexible y asincrónica. Para ellos, atrás quedó el horario rígido y tradicional de oficina.

¿A quién se le debe esta transformación? Nuevamente a la pandemia. Los empleados se acostumbraron a trabajar desde ubicaciones remotas durante más de dos años -un esquema que aún prevalece en muchas empresas- pero ahora desean más. Han comenzado a cambiar cuándo, exactamente, realizan su trabajo.

La adopción masiva de esquemas de trabajo híbrido y remoto, así como horarios cada vez más flexibles, ha dado lugar a todo tipo de nuevos patrones de trabajo, incluida la "jornada laboral no lineal", señala la BBC en su artículo titulado “The non-linear workdays changing the shape of productivity”. 

En esa modalidad, los empleados pueden hacer su trabajo fuera del tradicional horario rígido de oficina, a menudo cuando mejor les funcione. “Mientras trabajan de forma asincrónica, con horarios diferentes a los de sus colegas, los trabajadores pueden completar tareas en ráfagas flexibles y enfocadas dispersas a lo largo del día. La idea es que los empleados puedan elaborar horarios de trabajo en torno a sus vidas personales, en lugar de abarrotar la vida en horas fijas y contratadas”, se explica en el artículo.

De hecho, ya hay trabajadores que están practicando este tipo de jornada sin siquiera darse cuenta. Cuántos no han preferido hacer un trabajo a altas horas de la noche o adelantar proyectos temprano en la mañana porque se pueden concentrar mejor.

Sin embargo, como todo, esta modalidad tiene sus defensores y detractores. Mientras que para algunos -incluyendo, por su puesto, a los empleados- existen innumerables beneficios trabajar de forma asincrónica, siempre que se implementen ciertas medidas; para otros, entre ellos algunos empleadores, no es conveniente dar a los trabajadores este grado de libertad. 

Pese a la resistencia, en el nuevo mundo laboral las jornadas no lineales están configuradas para desempeñar un papel cada vez más destacado en algunos trabajos y sectores dada su creciente popularidad. 

Y esto se debe, como lo advierte Laura Giurge, profesora asistente de Ciencias del Comportamiento en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres consultada por la BBC, a que los trabajadores se han acostumbrado a rutinas de trabajo flexibles. Esto implica que ya no hay vuelta atrás.

“El trabajo asincrónico permite a las personas ahorrar tiempo de viaje, realizar tareas administrativas durante las horas de baja productividad, hacer más ejercicio y ahorrar dinero con comidas caseras”, asevera.

Pero no se trata solo de eso. Es un hecho innegable que la naturaleza del trabajo ha cambiado, así como la manera cómo los trabajadores quieren optimizar la forma en que hacen ese trabajo. Es decir, hacer el trabajo cuando es más productivo.

No obstante, para que un modelo no lineal tenga éxito deben existir indicadores que aseguren que los empleados no se desvíen demasiado de un horario viable, opina Aaron De Smet, socio principal de la consultora McKinsey & Company. “No puedes dejar que todos dicten sus propios horarios, o terminarás con un juego de todos en el que nunca se realiza ningún trabajo sincrónico”, asegura.

Entonces, ¿es posible decirle adiós al horario rígido de oficina? Todavía está por verse, pero el desafío que tienen las empresas por delante es inmenso tomando en cuenta la complejidad que reviste implementar -si así lo decide- las jornadas laborales no lineales. Pero no está demás que se den una oportunidad y lo evalúen. 

Por lo general, una mayor flexibilidad también significa una mayor productividad y el norte de cualquier compañía debería siempre ser obtener mejores resultados.  De manera que sería conveniente que las empresas encuentren “nuevos ritmos que apoyen la productividad, la eficiencia, el bienestar y la creatividad”, tal como advierte Smet.