Gaspar Noé: El miedo a la muerte se me fue

Foto: EFE

EFE

SAN SEBASTIÁN, España.- Con un guion de apenas diez páginas, diálogos improvisados y la experiencia personal de haber perdido a su madre tras un proceso de demencia senil, el director franco-argentino Gaspar Noé se lanzó a rodar "Vortex", su película más personal y conmovedora.

"El miedo a la muerte se me fue", asegura Noé (Buenos Aires, 1963) a Efe en la ciudad española de San Sebastián, donde presentó el filme en la sección Zabaltegi, tras su estreno mundial en el pasado Festival de Cannes.

La película cuenta el declive de una pareja octogenaria que vive en un apartamento en París, ella (Françoise Lebrun) una psiquiatra que empieza a padecer demencia y él (Darío Argento) un crítico de cine con problemas cardíacos que está trabajando en un libro sobre el cine y los sueños.

El director de "Clímax" (2018) la describe como "un Titanic familiar" que arrastra no solo al matrimonio sino también a su hijo (Álex Lutz), que nunca llegó a salir del todo de las drogas y al nieto "que parece más loco que la abuela".

"Todo va de mal en peor y lo único que puede detener el derrumbe es la muerte", sostiene. Pese a la crudeza del tema, el retrato que hace Noé está lleno de afecto lo que hace la historia mucho más digerible.

"En esos momentos uno se acerca más a sus padres y creo que nunca tuve una relación tan táctil y afectuosa con mi madre desde que era niño, son momentos complicadísimos y quería tratar de representar ese tipo de situaciones, hacer una película que se pareciera a cosas que yo vi y que veo en mi entorno".

Los oficios de los personajes los eligieron los propios actores, pero pertenecen al mismo círculo que los padres del cineasta, él pintor (Luis Felipe Noé) y ella asistente social "muy politizada", en ambos casos "izquierdistas intelectuales de los 70".

Noé quiso que fuera Darío Argento, mítico director de terror italiano, quien encarnara al protagonista masculino, por su carisma y porque son amigos desde hace 30 años.

"Como era en pleno confinamiento y se había pospuesto la película que él tenía en perspectiva, entre esperar y venir a París a filmar, decidió venir cinco semanas, fue algo divertido para él, nunca había actuado, solo en sus propias películas hacía a veces las manos del asesino".

Acostumbrado a mostrar excesos, escenas de sexo, droga y música electrónica, Noé sorprende con el registro de esta película mucho más naturalista.

Rodada a dos cámaras y montada en pantalla partida, Noé defiende esta opción como la más adecuada para la historia. "Son dos vidas adyacentes pero independientes y finalmente es una presentación más natural y realista que el plano-contraplano".

El espacio en el que se desarrolla prácticamente toda la trama cobra también protagonismo, un apartamento donde cada rincón habla, lleno de libros y pósteres por todas partes, una exuberancia que acaba por resultar un peso añadido en los últimos días de la pareja.

Muchos de los carteles y objetos que aparecen son de la colección personal de Noé. "Soy coleccionista de discos, de libros y de afiches, es curioso cómo todo eso que parecía una victoria sobre el mundo, poder consumir, al final uno se ahoga en su propio deseo de consumo y cuando todo se va al carajo todos esos libros hacen la caída mas pesada".

Confiesa que desde que hizo la película empieza a ver "demasiados objetos" en su casa. "Pienso en empezar a vender desde ya para aliviar, uno tiene tendencia a sobrecargarse de cosas inútiles toda su vida".

cmd