Jaime López: El genio incomprendido en el Teatro de la Ciudad

Foto: Ajedrez Estrategias Integrales

Por Carlos Meraz

El escritor satírico irlandés Jonathan Swift sentenció: “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él”. Tal sería el caso del posiblemente músico mexicano más incomprendido y subestimado de la actualidad… Jaime López.

Sea empuñando la guitarra, soplando o aspirando la armónica o simplemente al soltar una espontánea oratoria con humor y prosa, el matamorense de 67 años es mucho más que un músico de culto, es un género en sí mismo, una “piedra rodante” del rock mexicano que transitó al bolero, ranchero, tropical y blues. Eclecticismo dotado igual de improvisación que de la autenticidad de un juglar que vive a gusto entre la marginalidad y el argot callejero, lejos del falaz y hortera mundillo del glamour del showbiz.

El cronista urbano con más de cinco décadas de trayectoria escenificará, el sábado 20 de noviembre a las 19 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, su concierto ciudaDFrontera, un monólogo musical en tres actos, en uno de los cuales advierte: “Y en el principal fue el rock, y al final queda el rock”.

“Quienes me dicen que el rock ha muerto, les digo: ¡Tú estás muerto para el rock! Yo nací con el rock & roll en el 54, tengo su edad y para mí no es un género sino mi cultura, a través de él conocí el jazz, flamenco, blues, la literatura y a muchas mujeres”, aseguró.

TRES ACTOS CON MAGO Y MIMO

Para Jaime López la música es su vida y mucho más que sonidos ligados armoniosamente con silencios, ya que la concibe como una escenificación teatral donde por inherencia también hay magia y hasta pantomima.

“Mi tabla de salvación cuando el rock se volvía un naufragio, tras el Festival de Avándaro, fue el teatro que me dio otra perspectiva de la canción. Es una comedia escénica para un solo actor, donde el ritmo es el corazón y el cuerpo fincados en la armónica; luego la guitarra que es la parte del cuerpo que más me gusta; seguida por pasajes musicales entre canción y canción con el encore como remate, cuando canto a capela, que yo le llamo rapapela y me tiro a matar como buen torero, aunque al final uno siempre lleva el toro por dentro. 

“A veces más que compositor me siento un DJ, que va de las autocomplacencias a las complacencias. Un aparecedor de canciones que en momentos recurre al truco y en otros a la magia. En el repertorio habrá canciones nuevas y viejas que no he grabado, así que el público lleve sus grabadoras.

“Concibo a la música como el arte de sacarle sonidos al silencio. The sound of silence, como la canción de Simon & Garfunkel. Uno de mis grandes referentes es Marcel Marceau, es el gran músico sin siquiera emitir una nota vocal, expresándose solo con su cuerpo e hizo escuela con Lindsay Kemp, Jodorowsky y David Bowie”, precisó.

Al preguntarle si en más de medio siglo de trovador musical no se siente un campeón sin corona en la música contemporánea, López no vaciló en contestar: “No me dieron la Corona, sino la Tecate y la Victoria”.

Jaime López.
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