Petite Mort: Pare de sufrir con pop emocional

Foto: Especial

Por Carlos Meraz

El símbolo musical estadounidense y polémico Nobel de Literatura en 2016, Bob Dylan, acuñó la frase: “Yo digo que no hay palabras deprimentes, solo mentes deprimidas”, y es que la tristeza ocasionada por ese trastorno a la postre inhibe la capacidad de construir un futuro, siendo como una suerte de pequeña muerte para los vivos que la padecen.

La petite mort o la pequeña muerte —término que se aplica generalmente para describir la pérdida del estado de conciencia o el fugaz desvanecimiento postorgásmico— es también el nombre del proyecto solista del joven músico capitalino Gil Avendaño para, como él mismo admite, “cortarse las venas con galletas de animalitos”, bajo una envolvente rítmica que fusiona synth pop, R&B, trap y emo, que suele definir simplemente como pop emocional.

“Este proyecto surgió a mediados de la pandemia, en medio de una crisis existencial donde descubrí géneros literarios sobre ocultismo y esoterismo, y de ahí surgió el nombre con ese halo de misterio y de orgasmo.

“Mi generación, llámese millennials o centennials, es de las primeras en hablar de salud mental, ya que sufrimos de ansiedad y depresión. Somos hipersensibles, en el sentido de externar las emociones sin temor a que nos critiquen”, explicó Avendaño.

VOLVER A UN PASADO “COOL”

Tras la salida de su primer single Fuji, Petite Mort lanza su segundo y más reciente sencillo, titulado Cool Blue, que bajo una estética retro incorpora un desinhibido sonido ochentero, cuya lírica rememora relaciones sentimentales del pasado.

“Tiene vibras ochenteras, ya que en ese momento estaba escuchando el álbum Thriller, de Michael Jackson. Y en su letra sentencia: Vivimos los mismos lugares / pero en distintas épocas”, precisó.

El también vocalista y guitarra de la banda de math-rock Caravan Havana e ingeniero en telecomunicaciones de profesión destacó que Cool Blue despierta esa parte melancólica y de añoranza por un pasado feliz, que se detonó tras el largo confinamiento por la pandemia con demasiado tiempo para la introspección.

“Sirvió para exorcizar los demonios que rondaban por mi cabeza”, concluyó el músico de 20 años.
 

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