Sin justicia, camino a la barbarie

Foto: Cuartoscuro

Autor: Marcelo Fabián Monges
Escritor y periodista
Sábado 8 de mayo de 2021

La oposición en México necesita ya hacer un máximo compromiso con todos los mexicanos: llevar ante la justicia a los responsables de la tragedia, que no accidente, de la línea 12 del metro y juzgar y llevar ante la justicia, a los responsables de más de 600 mil muertos, por el manejo criminal que este gobierno ha tenido de la pandemia.

Sin esos dos compromisos, la oposición no merece ni existir. Una sociedad sin justicia no es una sociedad, es un montón de gente viviendo en un estado de barbarie.

El cinismo de quienes integran el gobierno actual, a la hora de enfrentar los problemas, sus desidias, de proveer soluciones para la población, para los enfermos, para los accidentados, para quienes sufren la inseguridad, está dejando a México cada día más en ese estado de barbarie.

Llevar a la cárcel a los responsables de la tragedia de la Línea 12, incluye desde quienes fueron responsables de su construcción, en ese momento como jefe de gobierno Marcelo Ebrard, como quien fuera corresponsable del desfalco que incluyera su construcción, el entonces secretario de finanzas del gobierno

del distrito federal Mario Delgado, actual presidente de Morena, pero también incluye a todos quienes en adelante ostentaron el máximo cargo en el gobierno de la ciudad en todas las administraciones posteriores, así como sus directores del metro, incluyendo desde luego a la actual jefa de gobierno Claudia Sheinbaum y a su actual directora del metro Florencia Serranía Soto, todos responsables de haber saqueado los dineros correspondientes al mantenimiento del metro, y de no haber resuelto los problemas de la Línea 12 y tantos otros en el metro.

Sería un juicio enorme. Como el llevado a cabo en Argentina contra los máximos jerarcas de la última dictadura, o como el realizado en Guatemala contra el expresidente Otto Pérez Molina, o como el juicio realizado también en Guatemala, al dictador Efraín Ríos Montt, acusado y condenado por genocidio.

Claro, hay que saber muy bien que estas cosas no suceden solas. Nadie viene como sociedad y te las regala. Todos estos juicios han sucedido con una sociedad movilizada permanentemente en las calles, exigiendo justicia. Sin esto, no habrá en México ni democracia en lo sucesivo ni justicia. Debe aprenderlo hasta el último buen mexicano, hasta el último ciudadano que quiera a México y hasta el último político de oposición que no quiera que en lo sucesivo su tarea sea únicamente la de un miserable buscando un hueso en medio de la desgracia colectiva.

La actitud de Morena de rechazar formar una comisión en la Comisión Permanente para investigar la tragedia de la Línea 12 del metro, la actitud del gobierno federal de esconder los muertos de la pandemia, la conducta de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, de mentir sobre los apoyos que se les está ofreciendo a los deudos de los fallecidos en la Línea 12, como el hecho de mentir en el apoyo supuestamente dado a los heridos en los hospitales, no solamente es una desgracia dentro de la tragedia, es un pésimo augurio para el futuro, y un anuncio macabro de lo que le puede

esperar a todo ciudadano mexicano en el futuro, si normalizamos y aceptamos la desidia, el abandono de personas, el cinismo, la irresponsabilidad, el mal desempeño como funcionarios públicos, la negligencia, la corrupción y muchos otros delitos que están tipificados en Código Penal, que no les será aplicado nunca a todos estos funcionarios si la sociedad no sale completa a la calle a exigir justicia.

Primero hay que imaginárselo, después hay que hacerlo. No es imposible. Ya lo han hecho otras sociedades. El hecho de llevar ante la justicia y encarcelar a quienes dañan a la sociedad debe ser un compromiso de todo buen mexicano.

La oposición hasta ahora camino a las elecciones del 6 de junio ha sido capaz de articular una alianza para enfrentar y frenar a Morena. Pero no está siendo capaz de movilizar a toda la sociedad para defender al INE, organismo sin el cual se acabará la democracia en México. En vez de eso, corre presurosa detrás del hueso o de los nuevos cargos, pero incapaz de ver y de actuar en consecuencia el peligro que significa las amenazas de este gobierno al INE y a la democracia.

La democracia se defiende en la calle. Algo que la oposición en México no parece estar enterada.

Un hombre, un solo hombre, en todo el espectro político nacional, ha sido capaz de llamar a un frente para defender al INE y a los organismos autónomos, ese hombre es Porfirio Muñoz Ledo.

¿Y los demás en dónde están? Están tranquilos sentados en sus poltronas, abrazando y disfrutando de su hueso. Otros están tratando de conseguirlo este 6 de junio. Pero la mayoría de la oposición está esperando que los problemas

se resuelvan solos, que las amenazas a la democracia en México queden resueltas por completo este 6 de junio. Déjenme decirles que eso no va a suceder. Aunque el resultado de la elección del 6 de junio le sea muy adverso a Morena.

La democracia se defiende en la calle. La justicia se consigue en la calle y con una sociedad movilizada, o no se consigue.

Si el ciudadano común en México no es capaz de salir a la calle para llevar ante la justicia a los responsables del manejo criminal que ha hecho este gobierno de la pandemia, y de llevar ante la justicia y a la cárcel a los responsables de la tragedia de la Línea 12 del metro, tienen que saber que lo que les espera en el futuro es la barbarie, como parte del paisaje cotidiano, y la desgracia, como algo absolutamente normal, fruto de las consecuencias de los actos de gobierno.

Si la oposición no es capaz de aquí en delante de poner como el máximo compromiso de campaña para el 2024 la premisa de llevar a la cárcel a los culpables de estos dos terribles crímenes, el manejo de la pandemia y la tragedia de la Línea 12, incluyendo a López Obrador, Hugo López Gatell, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, no tiene razón de existir. Pero, sobre todo, no es una oposición que le sirva al pueblo de México.

Así que a ponerse las pilas y trabajar. Que si queremos una sociedad justa hay que construirla. Nadie va a venir a regalárnosla.

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