Matrimonio infantil, una realidad que sigue vigente

Desde el pasado mes de noviembre, en todo México está prohibido por la ley que un menor de edad se case. Sin embargo, todavía hay cinco estados que plantean excepciones a la regla: Baja California, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro y Sonora.

Los Registros Administrativos de Estadísticas Vitales sobre Nupcialidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran que en 2015 se encontraban casados formalmente 75 mil 443 adolescentes de entre 12 y 17 años, y más de 300 mil vivían en unión libre. En ambos casos, el 80% de las uniones correspondía a niñas o mujeres adolescentes.

Durante 2017, más de 6 millones 800 mil mujeres de entre 12 y 17 años de edad han contraído matrimonio o viven en concubinato, según estadísticas elaboradas por Save the Children a partir de censos y encuestas oficiales.

Además, las parejas de niñas y adolescentes, en su mayoría, son hombres hasta 30 años mayores que ellas, advierte Ivonne Piedras, oficial de Comunicación e Incidencia de Save the Children, en entrevista con Sin Embargo.

Sólo el 14 % de los niños menores de 15 años se casa con mujeres u hombres de entre 18 y 29 años. Y en el caso de los hombres de 15 a 17 años, más del 60 %  se une a personas de su mismo rango de edad.

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Muchas mujeres son obligadas a casarse porque a los padres se les paga una dote. Algo que se dispensa como “tradición cultural”, sobre todo en algunos pueblos indígenas.

De acuerdo con el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan en Metlatónoc, Guerrero, los hombres llegan a pagar hasta 180 mil pesos por una adolescente para hacerla “su mujer”. O bien, los padres pagan esta cantidad para que sus hijos tengan una esposa virgen y menor de 15 años. En los últimos 17 años, unas 300 mujeres han tenido que casarse bajo estas condiciones.

La miseria es un factor determinante, asegura Save the Children, a mitad de la población de cero a 18 años vive en situación de pobreza, lo que implica carencias en muchos de sus derechos, como son la educación, a la salud y a una vida libre de violencia.

Al casarse, muchos menores dejan la escuela. La mayoría de hombres, para incorporarse al mercado laboral en condiciones precarias o informales; y las niñas, para dedicarse a labores del hogar o debido a embarazos prematuros.

Una niña o adolescente no se encuentra física ni mentalmente preparada para ser madre: está en riesgo de sufrir muerte materna.

Las mujeres que se casaron antes de los 18 años de edad viven 57% más violencia física, 61% más violencia sexual, 23 %  más violencia económica y 11% más violencia emocional en comparación con aquellas que lo hicieron después de los 18 años.