Zonas rurales son las más afectadas por la escalada de precios, asevera especialista

Foto: Cuartoscuro

Por Israel M. Campos Montes

Ciuadad de México.- Con base en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, el 55.5 por ciento de los hogares mexicanos tiene algún grado de inseguridad alimentaria (32.8 leve y 22.7 por ciento moderada o severa), situación que es más aguda en las localidades rurales que en las zonas urbanas, mencionó Rebeca López-García, experta en estos temas, agricultura, legislación alimentaria, entre otros.

La también directora de Logre International Food Science Consulting Group, que ha trabajado como consultora para la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas, declaró en entrevista con Diario de México que datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), advierten que el aumento en la demanda global de productos agrícolas requerirá un incremento de la producción en cerca de 1.3% al año en la próxima década, lo que evidencia que estamos ante un serio problema que a las autoridades parece no importar.

Aunado a esto, dio a conocer que mientras que el aumento de la superficie agrícola será mínimo, la disponibilidad de semillas mejoradas, fertilizantes y tecnologías digitales favorecerá el rebote de la producción, pero las preocupaciones sobre sostenibilidad, reflejadas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 (producción y consumo sostenibles) y cambio climático pueden imponer restricciones al aumento de la producción.

PANDEMIA EN MAL MOMENTO

Comentó que entre el último trimestre de 2021 y el primero de 2022, la inflación en el territorio nacional comenzó a mezclarse justo con la cuarta ola de contagios por covid y el costo de la canasta básica que desde la crisis de 2008, está por arriba del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), subió a niveles históricos.
 
Fue así que precisó que los principales productos afectados son las proteínas de origen animal, cereales, frutas y verduras; es decir, la base de dietas variadas, nutritivas y suficientes que consumimos en nuestra cotidianidad.

Recordó que el valor del INPC se situó en 8.62% en la primera mitad de agosto de 2022, lo que lo coloca como la tasa más alta desde diciembre de 2000, cuando aquella vez anotó 8.87%. 

Insistió que el huevo fue el que mayor repercusión tuvo a tasa mensual, con una subida mensual de 8.31%, mientras que la naranja tuvo un alza de 15.51, la cebolla de 13.79, la papa 11.96 y el tomate 20.41%.

POBRES, LOS MÁS PERJUDICADOS

Debido a este escenario, López-García urgió a que se evite que crezca la inseguridad alimentaria en un país con el 44% de su población en condición de pobreza, que produce 27.5 millones de toneladas de su alimento más básico, el maíz, pero consume más de 40 y donde los precios de los comestibles supera en varios puntos la inflación anual de más de 7%.

Tras ello, manifestó que además en la sociedad hace falta concientización, toda vez que en México, cada año la pérdida y desperdicio de alimentos asciende a más de 20 millones de toneladas de alimentos aptos para consumo humano a lo largo de toda la cadena de valor.

Como prueba de que la situación corre peligro, aseveró que más de 28 millones de habitantes viven en inseguridad alimentaria. Por lo tanto, la pérdida y desperdicio de comida es un tema que merece mayor atención e intervenciones inmediatas, agresivas, disciplinarias e intersectoriales.

“Se sabe que el 34% de los alimentos que se producen no llegan hasta el consumo final por diferentes razones. Algunas de ellas: poca tecnología en el campo, falta de intención de compra justa, caminos intransitables, transportes inadecuados”, lamentó.

IMCM