Reforma Electoral, la revancha de AMLO

Foto: Cuartoscuro

Por Pablo Luna Luna

El presidente y su séquito de aplaudidores se empeñan en una Reforma Electoral que entierre los avances (para ellos pocos y mal) que se han tenido en las últimas cuatro décadas. Avances que permitieron a este país dos alternancias, no lo olvidemos.

No logran ver que, si bien la nuestra es una democracia adolescente y creciente, el problema de la poca participación ciudadana radica precisamente en la imagen "política" que se proyecta desde diferentes campos hacia el ciudadano de a pie.

La propuesta del Ejecutivo cita: "facilitar el ejercicio de los mecanismos de participación ciudadana en la vida pública". Sin embargo, olvidan que corrupción, burocracia y nepotismo, son las frases que se forman en el imaginario social cuando se habla de política, políticos y sus instituciones.

La poca comunicación social, la falta de información y lo hermético de los grupos y partidos políticos a cualquier nivel, son una de las principales razones del desencanto de la ciudadanía hacía la participación ciudadana. 

Entre revanchas, desconocimiento del pulso social y político del país, hay idiotas que respaldan sin cuestionamientos, una seudo reforma que, en vez de plantear soluciones y fomentar la participación social, abre más interrogantes y al mismo tiempo merma los avances que se han tenido.

Continúa el texto: "Dotar al país de un sistema electoral que brinde seguridad, respeto al voto, honradez y legalidad"; ¿Está diciendo el presidente que su elección fue sin seguridad, sin respeto al voto y fuera de la legalidad?, o de plano están confundiendo sistema con procesos, pero como fuere, ambos son perfectibles, sin necesidad de revanchas.

De aprobarse la propuesta abriría un limbo administrativo y otro más laboral, por mencionar los dos menos visibles y los que nadie ha mencionado hasta ahora. Trabajadoras y trabajadores de ambas cámaras, de todas las direcciones distritales, de cada instituto electoral estatal, que quedarían sin empleo; a esto sin sumar los cientos de juicios laborales que se vendrían encima, en los cuales es casi predecible el fallo: a favor de los trabajadores.

Desde el poder se busca, ahora sí, atentar contra los plurinominales. Reviven el fantasma de gente como Pedro Ferriz, que gritaba hace años "no a los pluris", sin entender que esta es y ha sido una figura inventada para intentar mantener un equilibrio de poder.

Y se pregunta un servidor, si se eliminan 200 diputados federales y 32 senadores, lo que nos deja un total de en 300 integrantes de la Cámara de Diputados y 96 del Senado, ¿Qué pasará en estados como Chiapas o Oaxaca, donde las minorías de por si marginadas, carecen de representación?

Un escándalo sería para quienes nos identificamos con la izquierda, en otros tiempos, sólo pensar en la desaparición de los pluris.

En lugar de revanchas y recortes al presupuesto, deberíamos plantear verdaderos candados para evitar las trampas, como "los juanitos y juanitas", la compra de votos o recibir recursos de dudosa procedencia como lo fue el Monexgate, pero también el señor de las ligas, mejor conocido como Bejarano.

Entre traidores a la democracia te veas.