No sé qué esperar

Ricardo Ortiz Esquivel

30 de noviembre de 2018

 

En alguno de mis recientes artículos hablé sobre el divisionismo que se esta viendo en el país desde la victoria de Andrés Manuel López Obrador, también sobre lo peligroso que puede representar que haya un divisionismo en la población y que no llegue a la unión el pueblo mexicano en un tiempo determinado. Las cosas no se ven fáciles y no es por exagerar, pero esto ya llegó a un nivel en donde los gobernadores de varios estados(12 gobernadores panistas y Enrique Alfaro) no están de acuerdo con la retórica obradorista de imponer superdelegados para llevar un “control” del presupuesto estatal que se le dará a cada entidad federativa o para otras cuestiones que son totalmente inconstitucionales y hieren a la soberanía de cada estado de la república, también van en contra de la militarización o creación de la Guardia Nacional como proyecto del nuevo plan de seguridad de Alfonso Durazo y López Obrador. 

 

Se me hace absurdo imponer a figuras ajenas a los gobernadores constitucionales para “fungir un cargo” que pueda bloquear las actividades o “llevarle las cuentas” al estado o checar en todo momento lo que realiza y no el gobernador en turno. La semana pasada ya fue ratificada la ley que aprueba la figura de los superdelegados en toda la república. Querer modificar la constitución por caprichos o para hacer lo que sé plazca, será muy peligroso para la democracia y el régimen político en el que estamos viviendo en México. 

Los gobernadores que estén determinados a no apoyar las normas que rige la administración obradorista podrían ser sancionados o se les quitarían los poderes que tienen como lo marca la ley, estas declaraciones fueron hechas por Félix Salgado Macedonio, Senador de Morena por Guerrero, con un tono autoritario refrenda que nadie estará por encima del poder supremo de Morena y la nueva administración. Mi pregunta es: ¿tiene el señor Macedonio la moral para hacer dichas declaraciones? Una persona que dejó al puerto de Acapulco infestado de narcotráfico y criticado por su alcoholismo y despotismo desfachatado. 

Es de preocupar lo que está causando toda esta problemática, pues pone en riesgo a la soberanía de toda entidad federativa y el apoyo de los gobernadores. ¿Le puede quedar claro al señor Macedonio que si llega a haber un hartazgo en un estado, este puede dimitir del Pacto Federal y consecuentemente hasta buscar la salida de la federación? ¿no puede pensar que un autoritarismo creará enojo y división entre los mexicanos?

 

El problema aquí no es querer estar en contra del proyecto de Andrés Manuel y poner a sus delegados, sino es la manera déspota y autoritaria como se están haciendo las cosas en la “4ta transformación de México”. Las figuras estatales propuestas son ex candidatos a gobernador en los estados donde perdieron, y que en muchos casos no son vistos como “buenos” en dichos lugares. Una figura que sin duda es polémica y que ha causado bastante controversia en Jalisco es el Dr. Carlos Lomelí, el cual perdió en las pasadas elecciones para gobernador y ha sido criticado por tener varios escándalos que lo vinculan con el narco en los EU, revenderle la medicina al gobierno de Jalisco y por la red de empresas que lo vinculan y que no tienen nada que ver con la “austeridad” que pretende forjar el proyecto de AMLO.. 

¿Son de verdad los delegados de Obrador tan honestos como pretenden serlo o son tan corruptos como parecen? 

 

Me preocupa el divisionismo que ha sido creado y que sigue expandiéndose en México, no será fácil retomar la unión como fuerza para que un gobierno pueda llevar a cabo los proyectos que se han propuesto. Las oposiciones civiles y políticas harán un frente común para contrarrestar al autoritarismo que se está viendo aún cuándo no empieza la nueva administración. Se puede llegar a tanto divisionismo en nuestro país, que no se les haga raro ver movimientos civiles que choquen entre sí y después se realice un intento de guerra civil, o lo peor, ver quebrantada a la república.

 

El poder absoluto a veces puede dañar y hacer cosas que perjudiquen a las demás personas dentro de un circulo como el que tiene Morena, donde pueden llegar a haber fracciones que echen para atrás el proyecto que tiene contemplado Andrés Manuel. 

El poder absoluto puede llevar a graves consecuencias y al enojo de un pueblo que tiene incertidumbre y empieza a ver un futuro no muy prometedor. 

Será cuestión de esperar y darnos cuenta si herramos o acertamos con AMLO, pero mientras tanto, nosotros tendremos que tragarnos todo lo bueno y malo que ya nos dejo Peña Nieto y lo que está provocando nuestro futuro presidente. 

No sé qué esperar….