En 2021 la banca latinoamericana podría estar en aprietos, ahorita resiste

Por Danilo Díazgranados

Para nadie es un secreto que la actual crisis por la cual atraviesa el mundo, generada por la inmensa paralización de la actividad productiva para evitar la expansión de la pandemia, ha acarreado graves consecuencias a todos los sectores económicos, y muy especialmente a la banca.

En América Latina, la situación no parece ser diferente a la del resto del mundo, aunque, por la condición de vulnerabilidad de la región, aparentemente puede ser la que reciba un mayor impacto en su sistema financiero.

Al respecto, la calificadora de riesgo Moody's afirmó que en 2021 los bancos latinoamericanos continuarán operando en “entornos económicos débiles”, lo que sin duda alguna afectará la rentabilidad de estas organizaciones.

En el informe presentado por la firma se advierte que "América Latina enfrentará una difícil recuperación económica posterior a 2021, lo que genera preocupación por el entorno operativo de los bancos".

De este documento se desprende que tal situación obedece a que, de acuerdo con las proyecciones, la perspectiva sigue siendo negativa para el devenir de los bancos de la región, debido a la debilidad del entorno bajo el cual operan, lo que a corto y mediano plazo se traduce en inmensas dificultades en la calidad de activos y la rentabilidad.

Más allá de los vaticinios de recuperación del PIB real de la región de hasta 4.3%, uno de los analistas de Moody´s ha observado que las condiciones operativas de los bancos latinoamericanos “seguirán siendo adversas”.  Se espera un mayor deterioro en la calidad de los activos para los venideros 12 meses, "a medida que terminan los programas que otorgan un período de gracia y disminuye el apoyo fiscal de los gobiernos".

Menores ganancias, disminución de las provisiones, moderada capitalización y capacidad limitada para recortar gastos son algunas de las trabas que presentan los bancos para su crecimiento. A ello se suma también el descenso en las tasas de interés para evitar el colapso financiero de las pymes (pequeñas y medianas empresa, así como el incremento en los niveles de morosidad en los créditos, tanto de personas naturales como jurídicas, derivado de la pandemia.

Tan solo hacia finales de 2021 es que se atisba una débil esperanza de regreso de la rentabilidad del negocio bancario, lo que vendría apoyado por la recuperación económica de Latinoamérica y perspectivas crediticias más optimistas.

Mientras tanto, los bancos en América Latina resisten y se han constituido, a lo largo de toda la crisis sanitaria, en un importante bastión en el cual se han apoyado gobiernos y empresas para hacer frente a la urgente necesidad de recursos requeridos.