¿Las palabras se repiten?

Por David Jáuregui

En cierto episodio literario, tras la muerte de veintiséis rancheros de dos bandos, la gente rebautizó a Santa Cecilia como Santa Morbilia. Curiosamente, fueron disparadas trece balas por cada bando.

Digo que fue curioso porque, tal vez nada fortuito, el número trece, compuesto de trece unidades, es el número de la muerte en el tarot. Asimismo, las trece balas disparadas por trece rancheros de Anzures cayeron, pasando primero por trece sobreros, en las trece frentes de los trece rancheros de Chimales.

Ellos, por su parte, sin saber que también eran trece, dispararon trece balas que encontraron arropo, pasando primero por trece sombreros, en las trece frentes de los trece rancheros de Anzures. Y así fue como murieron los veintiséis rancheros en Santa Morbilia.

Curiosa, pero no fortuitamente, repetí trece veces el número trece en los párrafos anteriores. Repetir una palabra hastía, llena de tedio (no se hagan, se aburrieron de mi insistencia en ese número). Los ejercicios infantiles de repetir en voz alta una palabra —trece, trece, trece...— lo ilustran: si repetías una palabra sin descanso, su sonido dejaba de representar su significado.

Lo que quiero destacar con mi repetición del número mortífero es que la repetición del lenguaje tiene una similitud, entre muchas otras, con las reacciones ante acontecimientos repetitivos. La repetición de las cosas hace que se desvanezca su sentido.   https://ipstori.com/munchip/9

Tags