¿Qué es el aburrimiento?

Por David Jáuregui

Hagamos oraciones monótonas y tediosas. Tomemos frases de cinco palabras. Como lo hizo Gary Provost. Esto es una oración igual. Este es un Munch-ips aburrido. Ya quieren que guarde silencio. Que deje de repetirme tanto. No mientan: ya se hartaron.

¡¡¡Está bien!!! En eso consiste este párrafo introductorio. Quería mostrar que la repetición, lo mismo una-y-otra-vez, cansa. Aburre. Harta, incluso. En cambio si, como ahora, varío la extensión, el ritmo y el colorido de las oraciones; si permito que la estridencia y el desastre de los altos se complementen con la serenidad y la templanza de los bajos, se crea la música. Se escucha. Y, por fin, las palabras se vuelven disfrutables.

Hablando de palabras, “aburrir” es un término para nada tedioso, pues carga una larga historia de contradicciones. Su raíz etimológica es abhorrere, en latín, que está compuesta por ab (sin, negación) y horrere (ponerse los pelos de punta, estremecer). De horrere vienen, asimismo, otras palabras menos amables, como horror, aborrecer, horrible, horripilante, horroroso, horrísono.

Entonces, la ausencia del horror es el aburrimiento. Es no tener algo que nos ponga los pelos de punta. Carecer de miedos. Y de aquí nace una relación paradójica: te aburres para salir del peligro, pero quieres adrenalina para salir del tedio.

Evitar el peligro, por ejemplo, guareciéndonos en casa es literalmente aburrirnos (ab/horrere) y, en estas condiciones, salir de casa es lo más atractivo para escapar del aburrimiento.  https://ipstori.com/munchip/3

Tags