Javier Gurruchaga: ¡Quiero vivir!

Por Carlos Meraz

El cineasta neoyorquino Woody Allen sentenció: “No es que me asuste la muerte. Es tan sólo  que no quiero estar ahí cuando suceda”. En estos pandémicos tiempos la finitud, materializada en el microscópico bicho, se mantiene omnipresente y aguarda la vacuna que erradique al letal virus; pero, mientras la esperanza llega, el músico y actor español Javier Gurruchaga clama, con su inherente dramatismo: “¡Quiero vivir!”.

En entrevista telefónica desde Madrid, el artista de 62 años advirtió que tras el desconfinamiento el rebrote de casos de Covid-19 ha vuelto a poner de rodillas a España y a él en un “parón” artístico, que ha desatado su hipocondría y pone a prueba su resiliencia.

“Tengo un par de proyectos con el productor Jesús Ibarró, uno referido a Napoleón y otro para diciembre, pero esto es un insoportable parón. Estoy más preocupado por la salud, esto es un limbo y luego ves las posturas disparatadas de Trump o Bolsonaro, que hacen mucho daño al mundo, con desinformación y falta de conciencia, en un momento clave donde las mentiras no pueden sobrevivir a la verdad.

“No estoy muy en la tesitura de componer. Estoy cabreado, de mala leche. Hay una película que me viene a la cabeza: ¡Quiero vivir! (I want to live!, de 1958), de Robert Wise, protagonizada por Susan Hayward, con música de Johnny Mandel, que es de mis favoritas. El grito de ‘¡Quiero vivir!’ es lo que se me ocurre, que esto sea un canto a la vida, no a la muerte ni a la desolación”, afirmó.

El melómano, cinéfilo y entertainer donostiarra —de saltones ojos azules, prominente nariz como esculpida en piedra y, en conjunto, de histriónico y peculiar rostro que parece extraído del cine silente— es un referente obligado de la movida madrileña e ícono de la posmodernidad en su país, desde que en 1976, tras la muerte del dictador Francisco Franco, irrumpió la escena con la Orquesta Mondragón. 

Su innata versatilidad lo ha llevado al cine bajo la dirección de Pedro Almodóvar, en ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, de 1984; que en el filme biográfico Cantinflas, de 2014, al lado del protagónico Óscar Jaenada; ser dos veces nominado al Goya (El rey pasmado, de 1991 y Tirano Banderas, de 1993); revolucionar la televisión estatal con su hilarante sentido del humor en Viaje con nosotros (1988), por donde desfilaron desde el premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela, y Joe Cocker, hasta Sarita Montiel y Miguel Bosé, con sketches desternillantes, como su sátira de la entrevista de Victoria Prego al entonces presidente Felipe González, caracterizados respectivamente por Gurruchaga y el actor francés Hervé Villechaize, conocido por su papel de Tattoo en la serie La isla de la fantasía.

Sin olvidar sus temporadas de teatro y, sobre todo, su faceta más conocida como creador y líder de la Orquesta Mondragón, con la teatralidad del cabaret surgida en 1979 que musicalizó la vibrante década de los ochenta en España, con canciones como Ponte la peluca, Muñeca hinchable, Caperucita feroz, Ellos las prefieren gordas y su más grande éxito Corazón de neón, esta última con letra de Joaquín Sabina y posteriores versiones con Andrés Calamaro y Alejandra Guzmán; así como sus apariciones en Rock en tu Idioma Sinfónico y la vigésima edición del festival Vive Latino.

SEÑORAS Y SEÑORES, EL SHOW VA A COMENZAR

En un ejercicio de ping pong periodístico, Javier Gurruchaga participa en un retrato hablado donde cada respuesta describe al ser humano detrás del personaje, en una suerte de charla de diván, a través del cuestionario de Proust, en una conversación diferente con un artista ídem.

— ¿Con qué personaje de la historia te identificas?

— Napoleón o Casanova.

— ¿A quién te hubiera gustado conocer?

— John Lennon, Groucho Marx y Marilyn Monroe, con quien iría a tomar un café italiano.

—¿Qué maestro te hubiera gustado que te diera clases?

— Frank Sinatra, Duke Ellington y David Bowie.

— Si no hubieras sido hombre, ¿qué mujer te hubiera gustado ser?

— Bette Davis. 

— Si pudieras elegir en quién reencarnar,  ¿a quién escogerías?

— Goya, Orson Welles, Gustave Flaubert, Charles Dickens y Ludwig van Beethoven.

— ¿Qué personaje del Mago de Oz serías?

— Dorothy y El hombre de hojalata.

— ¿A quién le pedirías un autógrafo?

— Tengo uno de Cantiflas y otro de Federico Fellini, quien en Roma me firmó el guión de Ginger and Fred. Son dos de los personajes que más han influido en mi vida.

— ¿Qué superpoder te encantaría tener?

El poder de tener las vacunas y que así ya lleguen soluciones para relacionarnos personalmente. Es que, de verdad, esto es un disparate... Estamos encerrados y confinados es algo que aún no lo puedo creer y me da pánico. Me gustaría tener el poder de hacer que los políticos poderosos invirtieran más dinero en buscar algo para la pandemia.

— ¿Quiénes son tus héroes en la vida real?

— Tengo gran admiración por mis padres y les agradezco haberme encaminado hacia la música.

— ¿Qué fotografía o imagen nunca colgarías en tu sala?

— Todo aquello que tenga que ver con dictaduras, fascismos y totalitarismos.

—¿Qué canción ajena te hubiera fascinado componer?

 A day in the life, de The Beatles y Bolero, de Maurice Ravel. 

— ¿Con quién nunca harías un dueto, aunque te pagaran el triple? 

— Hay mucha gente con la que no haría un dueto, no voy a a señalar quien, pero hay algunos que no me gustan como interpretan o las vibras que me trasmiten.

— ¿Qué canción crees que al escucharla varias veces puede ser equivalente a una tortura?

— Hay una canción de The Beatles que puede llegar a ser una tortura: Ob-la-di ob-la-da, puede llegar a ser heavy, pero es tan repetitiva.

— Si tuvieras libre albedrío y presupuesto ilimitado para rearmar la Orquesta Mondragón, ¿a quién reclutarías?

— A gente que tenga ganas de divertiste, pero sin tomárselo en serio. Ahora, si te soy sincero, no estoy pensando en ello, ahora lo que quiero es que todo el mundo se ponga las pilas para que encuentre una solución y se acabe con esta plaga.  

— ¿Si tuvieras el DeLorean de Volver al Futuro, irías al pasado o al futuro?

— Ni al futuro ni al pasado, mejor en el limbo que es donde estamos ahora. Estoy aterrorizado.

— ¿Ante qué personaje que coincidieras en la calle optarías por cambiar de acera?

— Donald Trump. Es un tipo que me produce salpullidos. 

— ¿Cuál es tu más grande tesoro?

— Me gusta coleccionar libros del siglo XVII y XIX. ¿Para que querría tener un yate o un automóvil de última gama? Lo único positivo de toda esta pandemia, es que he tenido tiempo de hacer un inventario de todo lo que tengo.

— ¿Cuál es tu mayor extravangancia?

— ¿Qué es extravagancia? Depende de tu forma de pensar y de ver las cosas. Salvador Dalí y Elton John tenían unas fantásticas. Soy hipocondríaco. 

— ¿Qué es lo que menos te gusta de tu aspecto físico?

— Me gustaría bajar un poquito de peso. La cara y nariz que tengo me dan personalidad. Mi madre me decía: “¡Quítate esa nariz!”, pero sin ella no hubiera podido destacar ni en teatro, música, cine o televisión. Soy un personaje de la línea felliniana y ese perfil de caricatura me ha ayudado en la caracterización de mis personajes. Aunque Rod Stewart tiene tanta o más nariz que yo.

— ¿De qué palabra abusas?

— Maravilloso y cantamañanas (persona informal o irresponsable). De la mexicanas me hace mucha gracia pendejo.

— ¿Qué platillo comerías antes de ser fusilado?

— Una tortilla española, de patatas con cebolla, con guacamole, totopos y un poco de champagne francés y un café solo mexicano; y nada más, al otro mundo, que nos fusilen como al emperador austriaco Maximiliano de Habsburgo.

— ¿Cúal ha sido tu concierto favorito?

— El de The Rolling Stones en Barcelona, en 1976; David Bowie en Paris, con la gira Serious moonlight tour de 1983 y Frank Sinatra en Madrid, en el verano de 1986.

— ¿Qué canciones describen tu personalidad?

— Soy el hombre sin brazos del circo / soy capaz de fumar con los pies / cada noche la gente me aplaude más / pero yo me quisiera morir, del tema Garras humanas; Corazón de neón, Bon voyage e Imagine, que canté a dueto con Ana Belén.

— ¿Qué película marcó tu vida?

— Me impresionó la primera película de terror que vi cuando tenía cinco años, que fue Blancanieves y los siete enanos, por la bruja; Quo vadis, la versión de 1950 con Peter Ustinov, Robert Taylor y Deborah Kerr y To be or not to be, de Ernst Lubitsch de 1942.

— ¿Cuál fue el último libro que leiste?

— La última aventura del caballero Casanova, de Arthur Schnitzler.

— ¿A qué político le darías un pastelazo?

— Para no repertir los mismos nombres (Trump y Bolsonaro), a cualquiera que no cumpla lo que promete y que además sea populista.

— Si fueras presidente de España, ¿quiénes formarían tu gobierno?

— Gente competente, con más preparación, con muchas luces.

— ¿Qué estarías haciendo si el dinero no importara?

— Exactamente lo mismo; además de buscar la vacuna contra la pandemia.

— ¿Hay algo de lo que te arrepientas?

— De no terminar mis clases de Filosofía y Letras y de saxofón, pero That’s life... aunque soy bastante incrédulo, también soy positivo y qué mejor grito que: ¡Quiero vivir!

— ¿Cómo se titularía la película de tu vida?

— Señoras y señores, el show va a comenzar.

— En la última cena de tu vida, ¿quiénes serían tus 12 hipotéticos invitados?

— No invitaría tanta gente, quizá tres amigos, no soy fan de las reuniones.

— ¿Qué diría tu epitafio?

Eso no me gusta nada. Yo, como el gran actor Lon Chaney, El hombre de las mil caras, que no puso nada.

—¿Qué te inspira un periodista?

— Hay muchos que son serviciales y otros miserablemente serviles. Han existido algunos muy talentosos, como Gabriel García Márquez y Truman Capote. I want to live!