La búsqueda de una escritura desde la memoria, la imagen y lo femenino

Entrevista a Adriana González, una escritora que trabaja desde el espacio de la memoria femenina.  

Por Aarón Cruz Soto  

En tu novela “La otra máscara de Esperanza” hay un personaje que nace de la memoria, ¿En qué consistió su rescate? 

El personaje del que hablas es Esperanza López Mateos, que para mí lo más interesantes es que tradujo las obras de B. Traven, pues sus obras fueron escritas en alemán y que estén en español es gracias al trabajo de Esperanza. Yo siempre supe que había traducido las novelas y me di cuenta de que estaba desapareciendo poco a poco de la historia, tú puedes ir a la librería y comprar un libro de Traven y ver el crédito de ella, pero no se sabía más, al mismo tiempo es una persona con la que tengo una relación familiar, había escuchado hablar de ella. 

Ese fue mi primer punto de partida, veía que su trabajo se estaba borrando, además, por lo general las mujeres desaparecen de la historia, pues es vista desde el punto de vista por los hombres, también los traductores desaparecen ante por la figura del autor. Igualmente, el autor Traven intento desaparecer, el propio nombre del escritor es un seudónimo, había un interés en borrar la figura del autor y que fuera la novela la que se presentará, en fin, es un esfuerzo feminista por restituir una figura. 

Ahora estoy trabajando, en como las mujeres que aparecen en la historia son recuperadas de cierta manera, por ejemplo, en el caso de Sor Juana, si ella tuvo una relación con la virreina o su amor desgraciado, ósea lo que interesa es su vida amorosa y su trabajo como escritora queda en segundo plano, así son reducidas a su vida amorosa y emociones. La razón es que vende eso y caen en lo de siempre, hace parecer que las mujeres no hacen trabajos de otro tipo, algo parecido sucedió con Rosario Castellanos. 

¿Cómo fue la reconstrucción documental y cómo construiste la narración?  

Lo que me encontré es que la memoria de esta mujer se estaba perdiendo, además, había muy poquita información, no había nada hecho y no fue fácil recuperar, pues no necesariamente la gente quiere compartir archivos, hay muchas cosas son irrecuperables. Por otra parte, mientras yo empezaba a hacer la investigación, Terry Priest encontró un paquete de cartas de ella y las puso en la red y eso para mí fue de muchísima suerte.  

Igual que esa historia de las cartas, yo estaba buscando un artículo para tratar de esclarecer quien era Traven, hubo un reportero que escribió sobre quién era, fui a buscar la revista donde estaban los artículos, pero el número de la publicación se perdió en la Hemeroteca Nacional.   

Entonces tuve que partir que el personaje es incompleto, muchas partes son suposiciones y no se puede tener certeza total. Así la novela esta vista, desde el punto de vista de alguien que quiere averiguar quién fue, reconstruye desde lo que encuentra, pero claro que nunca es una historia completa y nunca lo será.  

Hay que saber que mucho viene de la imaginación, por eso es una novela y no un trabajo histórico.  

 
¿La figura de Esperanza te ayudó a empezar a escribir? 

En realidad, ella no era tan cercana a mí para que fuera un modelo. Yo empecé a escribir cuando estaba en secundaria y me di cuenta de que era algo que me gustaba, que era importante para mí y que me podía servir para muchas cosas, para hablar de la escuela, los profesores, Desde entonces busqué distintas maneras de escribir, así poco a poco reconocí que me interesa escribir narrativa y ensayo.  

Ganaste el premio José Revueltas, ¿Cómo fue esa experiencia?  

Yo estaba haciendo una maestría y el texto con el que gané es derivado de ahí, es el resultado de una comparación con la imagen, que es algo muy importante hacer que es vincular los lenguajes, el idioma, la legua, la imagen la vista y las lenguas de distintas artes y es algo que se aprende haciéndenlo.  

También obtuviste el premio Gilberto Owen por un libro de cuentos ¿Qué recuerdas de él? 

Ese fue mi primer libro, es de cuentos, lo escribí cuando tenía la beca de Jóvenes Creadores, que ahora está en duda su existencia, para mí fue importante porque me dio el espacio para escribir esos textos.  

Son un juego con la forma narrativa corta que es muy distinta a una novela, en ese libro hay un cuento que luego creció y se volvió una novela, se fue desarrollando, era una época que a mí me interesaba mucho descubrir formas de narrar, que me sirvieran para decir lo que yo quería, era algo muy importante para mí.  

Tengo un buen recuerdo de ese libro, ahora escribiría algo muy diferente, pienso que en ese tiempo había cosas que no las había acabado de ver, es un libro de principio. Hay cosas muy inacabadas, pero al mismo tiempo hay elementos que se desarrollaron, como te mencioné.  

Un amigo con el que estaba hablando en la Feria del Libro de Minería me estaba diciendo que mis dos novelas son muy diferentes una de otra, eso me gusta.  

Hay varios años en medio y fue un tiempo de cambio para mí. Bueno, igual que todos los escritores, me pregunto cuál es la forma más adecuada para escribir. A lo mejor unas cosas me dejan de interesar o las veo con más claridad.  

Para mí es algo muy tentativo, no sé muy bien lo que estoy escribiendo, algo que no sé cómo va a ser, tengo esa impresión, que lo que escribo está en proceso. 

ACS