La conjura contra México I

Por Gerson Gómez Salas

Hizo volver a su familia al país. Ya era el momento adecuado.

Debemos estar unidos para asumir el triunfo. En cada uno de sus eventos en campaña, las multitudes lo abrasaron. Sus ojos azules y el cabello a rapa. El plus, la facilidad de comunicarse en varios idiomas.

Doblego al partido. Fue el líder máximo más joven en la historia. Descarriló a dos ex presidentes con deseos de influir en la vida interna. Lo defenestró e hizo renunciar a su militancia.

La jornada electoral no representó sobresaltos. Ganó todos los estados. Incluso los del sur. Nada les debía como tampoco, en sus programas de seis años, nada les daría.

Su apuesta es hacía el norte. Lo felicitó el presidente del país vecino. Invitado a conocer Palacio Nacional en la ceremonia de asunción.

Nuestro país jamás será Venezuela, ni Cuba. Nunca piensen en el Comunismo. México será Neoliberal. Quien trabaja encontrará en el país el nuevo sueño americano.

Lo creyeron en Monterrey, Guadalajara, la Ciudad de México, Guanajuato y Puebla. Aplaudieron con felicidad cada uno de los empresarios. Los donadores de la campaña exitosa.

La nueva elite de Guanajuato, los socios del candidato triunfador, saborearon los negocios en proceso de innovación.

 

Importante: Este contenido está redactado en sentido literario y es responsabilidad de quien lo escribe, no refleja la línea editorial del Diario de México