La Culpa: Crónicas de diversidad en teatro

Redacción.

En entrevista con Omar Ávila, dramaturgo responsable de la puesta en escena La Culpa, compartió la premisa principal de su historia, en la que Martín, un chico adolescente, es rechazado por su madre, Helena, al descubrir que es homosexual. Ávila atinó a denomianrla como “una obra con causa, que busca a través del amor hablar sobre la diversidad, pero, sobre todo, del respeto”.

En un escenario minimalista, pero lleno de simbolismos, podemos ver a una mujer madura en compañía de su hijo menor, un adolescente modélico y noble, que sufre la involuntaria tiranía de la mujer, pero que cuenta con la confianza suficiente para encararla y lograr una confrontación entre iguales.

Gracias a al tono en que la dirección ejecutó el libreto, los elementos de la escenografía permiten hacer un discurso gráfico, en el que las sillas y la mesa, únicos ocupantes de la caja escénica después de los actores, toman parte a la hora de personificar y contar el trasfondo de la historia.

Los utensilios que se encuentran sobre la mesa también tienen una intención narrativa, ya que demuestran la dinámica de dominación y poder que se desarrolla entre madre e hijo”, precisó.

El libreto es un texto nacido de una historia que el dramaturgo presenció de primera mano, y a la que adapto también situaciones de su propia vida, logrando un retrato igualmente íntimo y exacto de una realidad aún palpable en sociedades como la nuestra.

 “La historia de amor que se desarrolla en la trama es de una naturaleza redentora, ya que a raíz de que Martín conoce a Eduardo, se vuelve una persona más segura y valiente, que tratará de mostrarle a su madre el daño que le ha hecho, a través del amor que siente por ella; pero, aunque Helena es una buena mujer, una madre entregada y devota, cuyo mayor deseo es asegurar la felicidad de sus 2 hijos, todo lo hace a través de su moral y creencias, motivo que la convierte en una persona inflexible, que los aleja de sí”, señaló.

La puesta en escena, que tienen una duración estimada de 70 minutos, mantiene un ritmo constante, que se desarrolla de forma dinámica, a través de un diálogo que ofrece trasfondo a los personajes, cuya densidad aumenta gradualmente hasta llegar al clímax, donde todo lo ocurrido en la velada los llevará a un punto sin retorno.

 “Esta obra tiene la bondad de desarrollarse en principio a un ritmo lento, pero ir in crescendo hasta llegar a un punto en el que el público necesita un descanso, debido a la tensión que logran los personajes”, puntualizó.

Pero, sin dudas, para Omar Ávila, “La Culpa”, además de ser un ejercicio teatral que le ha hermanado con sus colaboradores de producción, es su manera personal de aportar una visión de empatía, que busca (y triunfa) haciendo reflexionar a todo asistente, logrando que cada uno se lleve una visión más amplia de las relaciones humanas y la forma en que vislumbra al otro.

 “Esta es una historia de la que, por una u otra razón los espectadores siempre salen identificados, es posible notarlo al salir de la función, mientras comentan sus impresiones con sus acompañantes, o incluso, porque terminan acercándose a Baruch Valdéz y Jatzke Fainsod, los protagonistas, para contarles su historia y pedirles algún consejo”, concluyó.

La Culpa se presenta todos los sábados (hasta el 28 de marzo) a las 08:45 pm, en el Foro 37, ubicado en la calle Londres #37, Colonia Juárez, Delegación Cuauhtémoc. Ciudad de México