La industria alemana vive una etapa difícil… y no toda la culpa es del COVID

Por Danilo Díazgranados

Siempre se ha hablado acerca de las maravillas del tejido industrial alemán, al compararlo con sus similares del resto de los países europeos. De hecho, se ha caracterizado por su eficiencia, productividad, excelencia en los procesos y un sinfín de características que le hacen permanecer en el sitial de honor en el viejo continente.

Hasta el año 2017, el aporte al PIB de Alemania del sector industrial fue del 23,4%. El más alto de la región. Adicionalmente, en ese año registraron ventas por el orden de los 1.893 millones de euros, de los cuales el subsector automotriz contribuyó con 450 millones de euros. La industria empleaba en ese entonces más de 6,2 millones de personas, distribuidas en un universo de 45.308 empresas.

Automotriz, construcción de maquinaria, industria química y la industria eléctrica y electrónica, son las 4 áreas sobre las cuales reposa el mayor porcentaje de establecimientos industriales.

Como observarán la industria alemana, representa para el país su principal base de progreso y crecimiento.

Antes de la llegada del COVID-19, la Oficina Federal de Estadística había reportado que particularmente el 2020, la producción en la industria había sufrido un descenso de 8,5% con respecto a febrero y de 11,3% frente al mismo mes de 2019.

Sin embargo, las cifras dadas a conocer muestran que, gracias al coronavirus, la producción industrial alemana se contrajo en abril 17,9% respecto a marzo y 25,3% interanual. Ello se traduce en el mayor descenso de este indicador en los últimos 30 años.

El sector mayormente afectado ha sido sin duda alguna el automovilístico (automoción), en virtud de la paralización total de las cadenas de distribución de los componentes que suministran a las plantas ensambladoras de vehículos.

Las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) han sido denominadas “el corazón” de la economía alemana. Estas son definidas como “emprendimientos”, con facturación anual inferior a los 50 millones de euros y con una plantilla de personal inferior a los 500 trabajadores. En esta categoría se clasifican 99,6% de las empresas alemanas.  Más de mil de ellas son “campeones secretos”, es decir son líderes en mercados mundiales poco conocidos por la opinión pública.

Alemania definida como la “locomotora europea” por su gran potencial industrial, ya mostraba síntomas de estancamiento antes de que llegase el COVID-19. Durante el último trimestre de 2029, el PIB alemán registró un crecimiento nulo (0,0%). Y antes de estallar la crisis del coronavirus, se esperaba un comportamiento similar en la economía en los tres primeros meses de 2020.

Solo resta esperar cuáles serán las medidas que adoptarán los rectores de la política económica de ese país, para salir airosos de la época postpandemia, y volver a encender los motores de la industria alemana.