Las pistas del género policial, unas reflexiones de Héctor Vizcarra

Por Aarón Cruz Soto

Debido a los 50 años del Complot Mongol, novela de Rafael Bernal y el próximo estreno de una película inspirada en la misma novela. Entrevisté a Héctor Vizcarra, investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, ha publicado textos académicos, Crimen y ficción. Narrativa literaria y audiovisual sobre la violencia en América Latina (Bonilla Artigas/UNAM, 2015), Detectives literarios en Latinoamérica: el caso Padura (UNAM, 2013), El enigma del texto ausente. Policial y metaficción en Latinoamérica (Almenara/UNAM, 2015)  y la novela con la beca de Jóvenes Creadores 2014-2015 El filo diestro del durmiente (Terracota/CONACULTA, 2014), además, hablamos sobre el género policial, su influencia en Latinoamérica y series de televisión.

Después de platicar un rato sobre las corridas de la vida diaria, le pregunte sobre los 50 años de El Complot Mongol y cómo ha envejecido:

Ha tenido mucha fortuna, tiene un registro lingüístico muy mexicano, incluso chilango, la mayor parte de las palabras se entienden, por ejemplo “pinches chales, pinche soledad”, pero se sigue leyendo muy bien y en cuanto a trama me parece muy actual, obviamente hay una ambientación en el medio siglo mexicano, en la descripción etc. Pero me parece que sigue siendo muy legible, tiene buena trama, engaños internos,  embrollos militares y no solamente políticos, que son domésticos. Eso sigue siendo muy atractivo y tiene el añadido que tiene una historia de amor.

Vemos un personaje decadente, agresivo, macho y de pronto a sus sesenta años se enamora de una muchacha, pero resulta un amor imposible, no tanto porque sea de otra cultura o grupo social, sino que a él lo persigue una constante de la literatura negra, donde él no tiene derecho a enamorarse y menos él, que fue un niño de la revolución mexicana, después fue un sicario a las órdenes del gobierno, entonces su castigo es que cuando se enamore, la va a pasar mal y la muchacha tiene el mismo destino.

Yo creo que sigue siendo vigente y no ha envejecido, no es necesario tener referentes de los años cincuenta para entender la intriga. Además tiene una prosa fluida que es una ventaja. No le veo limitantes incluso ideológicos, que ahora se consideran incorrectos o que brincan a la sensibilidad contemporánea. Como están muy bien construidos los personajes, no se puede decir que son maniqueos, ni que están fuera de su propia sociedad. Hay un buen balance entre trama, historia de espionaje, historia de amor.

¿Encuentras una crítica al régimen de su tiempo en la novela de Bernal?

No solamente al régimen, yo veo más una crítica al ejército mexicano, porque se plantea como una posibilidad un golpe de Estado, pues hacía poco tiempo que había sucedido el último gobierno militar y la otra fecha importante es el 68, creo que hay un deseo de evidenciar los poderes, cuando estos no se pueden contener, por eso cuestiona al ejército, no todo el cuerpo militar, pero si algunos elementos que pueden intentar tener más poder.

¿Cómo repercutió en el desarrollo del género posteriormente?

Yo creo que tuvo mucha influencia, porque antes tenía más que ver con la novela de acertijos, una novela policial muy clásica. Tenía una violencia social disfrazada y buscaba resolver los problemas con la imaginación y la inteligencia. Pero el Complot Mongol retoma la tradición de la novela negra estadounidense, donde hay otro tipo de detective, con gabardina, puro y que tiene su femme fatale. Creo que si marca un cambio y  más claro fue la primera novela de Paco Ignacio II con Belascoaran Shayne, que se publica poco tiempo después.

Y es a partir de Taibo que se empieza a hablar del neopolicial, dejando de lado la intriga basada en el acertijo, como Sherlock Holmes y plantea una narrativa más social y militante.

Y ¿En qué consiste el neopolicial?

Es básicamente presentar realidad latinoamericana donde el protagonista está solo ante la corrupción de la policías, el gobierno, el estado, la violencia sistémica; por eso tiene que meterse él y arriesgar su vida para resolver los casos. Si hay un trama detectivesca, pero hay un tipo de militancia política de izquierda que hace que estén muy separados los buenos de los malos. Cuando nació en los años 70 era bastante claro, por eso muchos de los exiliados  argentinos fueron partícipes del neopolicial. Pues tenían la experiencia de la represión y en México también porque el PRI llevaba medio siglo, además, experimenta  con otras formas de escritura, no tan lineales, también les da caracterización a sus personajes intelectuales, son personajes lectores, conocen de política internacional. Así le da un cambio al detective y no es un detective salvaje.

¿Entonces el policial no necesariamente necesita un tipo de intriga que descubrir?

No siempre, pero casi siempre hay un investigador o detective, no necesariamente profesional, lo que detona la historia es un afán de búsqueda. Así la narración puede seguir esa búsqueda o no, lo importante son las consecuencias de la misma, es decir, esa búsqueda puede ocasionales enemigos y eso sería lo interesante.

¿Cómo ves actualmente el género negro, sigue manteniendo los elementos que hemos hablado o hay rupturas?

Yo creo que si hay muchas rupturas pero también hay muchos lectores del policial clásico, pero que pueden leer a Agatha Christie o autores recientes, que si cambia porque hay un tratamiento ético distinto pero se mantiene el modelo clásico en muchos casos. Me acuerdo del Secreto de sus Ojos donde aparece: la dictadura, el fútbol, temas que están de moda. Pero a la vez es muy clásica la estructura, ahí está el esquema básico, la desestabilización del orden, búsqueda y sanción, aunque en este caso no la da el Estado, sino un tercero.

Hay también policial con ciencia ficción, tramas satánicas, etc., en ese sentido es muy maleable.

En cuba, por ejemplo, con la instauración del socialismo, no puede haber un detective privado, así que hay grupos de policías que hacen las labor, es curioso porque ese mismo modelo lo utilizan en series policiales como CSI, Mentes Criminales, donde igualmente es un grupo en que cada uno de los personajes es experto en un tema, pero en solitario no podrían hacer la búsqueda, se necesitan en conjunto. La novela policial cubana mucho tiempo trabajo así, por eso se llamó así La nueva novela policial cubana o La novela policial socialista, eso indica que la narrativa policial se sabe acomodar, sabe absolver temas de coyuntura.

¿Tú crees que por esa versatilidad sea considerado que este tipo de lecturas sean consideradas comercial?

Obviamente es comercial, se lee más que otros géneros o de la que no tiene género, como  la literatura blanca según la denomina en francés, pero creo que tiene que ver con la predilección de consumir historias con misterio, prendes la tele y la mayor parte de las series tienen algo de policial, es el caso de House, donde el médico trabaja como un Sherlock Holmes que analiza síntomas y da un veredicto, es un detective de la salud, es un modelo que se presta para ser seguido.

También estamos acostumbrados a tener la expectativa del final asegurado, una especial de calma al final, una resolución, por eso es mercantil, en el caso de la literatura, pero como en todo, dice Borges que no hay géneros malos o buenos. Y yo creo que hay menos prejuicio hacia la policial, yo creo que solamente perspectivas muy conservadoras de la literatura siguen teniendo alguna duda. Lo  cierto es que para algunos círculos lo popular sigue siendo visto como algo de fácil consumo, para tontos.

Al último se va a seguir comprando, por su cualidad de absorber el contexto y plantear problemas, no siempre con intenciones problematizantes, ahora la literatura del narcotráfico tiene a narcos pero no siempre hay una problematización sobre el fenómeno, no necesariamente crítica, incluso hay una visión de normalización de la violencia.

ACS

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