Lo leí en Círculo de Poesía

Habitaciones de hotel

Por Mario Bojórquez.

Del diario de viajes a la bitácora, del relato a la crónica o a la ficción itinerante, la materia narrativa de Bas Kwakman transita en una doble referencialidad: el espacio de las habitaciones de un hotel y el espacio provisional y sin orillas que construyen los festivales de poesía en el mundo. Bas Kwakman es el director de Poetry International Rotterdam, por razones de su trabajo recibe invitaciones de muchos países para intercambiar experiencias, conocer nuevos autores y también por practicar una vocación personal por el viaje.

BAS KWAKMAN (Holanda, 1964). Poeta, editor y artista visual holandés. Es director del FIP de Rotterdam, uno de los más aclamados festivales de poesía del mundo. Círculo de Poesía y Visor Libros México publicaron Habitaciones de hotel —en la traducción del neerlandés de Maribel Sánchez Roldán—, con motivo de la visita de Kwakman a México durante el Encuentro Internacional de Poesía CDMX 2018, organizado por Círculo de Poesía, donde obtuvo la Medalla Ioannes Paulus Bressensis al mérito editorial. Presentamos un fragmento de uno de los hoteles a los que Bas dedica el libro:

PLAZA HOTEL, BRUSELAS (BÉLGICA)

Estoy sentado en el lobby del Plaza Hotel en Bruselas, esperando al ganador del Nobel, Derek Walcott, y a su esposa. Walcott, que vive en la isla de Santa Lucía en el Caribe, está en Europa para leer su poema épico Omeros y para atender a la lectura de Cola Debrot en Amsterdam.

No es la primera vez que espero a Walcott. Hace algunos años, justo después de que lo contactáramos, pagáramos los costos de su viaje, sus honorarios y de que nos enviara los acuerdos para utilizar sus poemas, así como el programa completo del festival, llamó para decir que había sido asaltado en París. Su pasaporte, cartera, las notas para su último libro, todo perdido. Completamente abatido, decidió volver a su isla. Sin parada en Rotterdam.

Un año después, estaba yo tomando el desayuno en un festival en Dublín con el poeta irlandés Seamus Heaney y el director del festival John McAuliffe. Heaney estaba angustiado por su amigo y compañero laureado con el Nobel, Walcott, quien había cancelado la noche anterior. Entre cada sorbo de café que tomábamos John y yo, Heaney sacaba de su bolsillo una licorera con Black Label y servía otro trago en nuestras tazas. ―El nivel debe permanecer igual, decía.

―Me alegra que hayas podido tomar el lugar de Derek, Seamus ―dijo el director irlandés del festival―. Sonaba fuera de sí, el pobre. Asaltado en Paris. Todo perdido. Pasaporte, cartera, incluso las notas para su último libro. Terrible.

―Ah, Derek ―reía Heaney, sirviendo otro trago de Black Label en el café de John―, ¿contó su historia del robo otra vez?

(…)

―¿Sabías que la gente de mi isla son mejores leyendo a Dickens y a Shakespeare que los lectores de Londres? Cuando miran afuera, no puede conectar nada con esa literatura. Odio todo y a todo aquel que se entromete en el camino de la literatura universal. Particularmente a los grupos. El virtuosismo es atemporal. Tienes talento, tu talento madura y bam, eres Rimbaud. Picasso. ¿Ese premio? Tss. Ni siquiera se atrevieron a dárselo a Joyce. Esos suecos cobardes no se atrevieron al menos a honrar a su propio Tranströmer. ¿Sabías que hay que pagar impuestos sobre el premio? No es broma. El Nobel tiene jodido impuesto. Tengo que irme. No puedo ver el mar. Quiero estar en un lugar donde los árboles atraviesen el mar. No será bueno en Amsterdam. ¿Sabías que el mar del Caribe es tan antiguo que contiene la misma agua que el mar Egeo? Olas. Solo olas. Olas que ruedan hacia la playa como los hexámetros de Dante y de Homero.

Libro disponible en:

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