Lo leí en Círculo de Poesía

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Apuntes para una estética no aristotélica

Por Mario Bojórquez

Álvaro de Campos define una estética no-aristotélica como aquella que fundamenta su procedimiento en la fuerza, no en la belleza. La principal característica de esa fuerza natural y abstracta es la energía. La belleza misma puede entenderse como una fuente abstracta de energía. La geometría no-euclideana, según Bernhard Riemann, es aquella que no satisface el quinto postulado de Euclides en el que “las rectas al prolongarse se intersectan”, o bien, que ¨la suma de los ángulos de un triángulo es igual a dos rectos”.

Así en la estética no-aristotélica será la sensibilidad la que logrará el equilibrio entre la fuerza de reacción y la fuerza de desintegración. Al contrario de la estética aristotélica, que en lugar de generalizar o humanizar la sensibilidad, lo que se propone es particularizar e individualizar la sensibilidad, es decir, lo humano debe personalizarse, lo exterior debe volverse interior.

Estos postulados serán posteriormente recuperados en el movimiento conocido como sensacionismo portugués. Por primera vez en la historia del arte esto ocurre con la poesía de Walt Whitman. Álvaro de Campos concluye sus Apuntes para una estética no-aristótelica así:

“Por lo demás, hasta hoy, fecha en que aparece por primera vez una auténtica doctrina no aristotélica del arte, sólo hubo tres verdaderas manifestaciones de arte no aristotélico. La primera está en los asombrosos poemas de Walt Whitman, la segunda está en los poemas más que asombrosos de mi maestro Caeiro; la tercera está en las dos odas —la Oda Triunfal y la Oda Marítima— que publiqué en la revista Orpheu. No pregunto si esto es inmodestia. Afirmo que es verdad.”

Círculo de Poesía ediciones al preparar la edición crítica de Álvaro de Campos que celebra este 31 de mayo los 200 años del nacimiento de Walter Whitman en una granja de Long Island, Nueva York, recupera un siglo y medio de influencia y renovación de la poesía del mundo.

Entre los autores de la tradición panhispánica que se nutrieron de su obra recordemos a Rubén Darío quien le habla al presidente Theodore Roosevelt “¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman / que habría de llegar hasta ti, Cazador!”, para denunciar sus pretensiones injerencistas en América Latina, José Martí nos lo presenta así: “Una de sus fuentes de su originalidad es la fuerza hercúlea con que postra a las ideas, como si fuera a violarlas, cuando sólo va a darles un beso, con la pasión de un santo.”

León Felipe y Jorge Luis Borges lo tradujeron. Con Whitman se inicia la tradición nicaragüense de la traducción y difusión de la poesía norteamericana desde Salomón de la Selva, José Coronel Urtecho, Ernesto Cardenal y en nuestros días con Francisco Larios.

Para Fernando Pessoa y sus heterónimos, la poesía de Walt Whitman es crucial como influencia de Alberto Caeiro y Álvaro de Campos. Su traductor al inglés Thomas Crosse afirma: “A primera vista parece que algo de Whitman está presente en estos poemas.” El traductor de Álvaro de Campos I. I. Crosse, nos dice: “Alvaro de Campos es uno de los mejores ritmistas de todos los tiempos. Es el más violento de todos los escritores. Su compañero Whitman es suave y tranquilo en comparación con él.” Ricardo Reis, comenta de Caeiro y de Campos: “En los versos libres de Blake, en los de Whitman hay un sonido diferente, una curva distinta. (…) De modo semejante ocurre con el único gran cultivador portugués del verso libre, el Sr, Álvaro de Campos, una individualidad se siente nítida y personal en la maravillosa técnica estrófica que se muestra a través de la puramente aparente, descoordinación de aquella arritmia. Lo mismo sucede con Alberto Caeiro, su verso libre no tiene el ritmo bíblico.”

A doscientos años de su nacimiento, “Walt Whitman, un cosmos, el hijo de Manhattan” sigue siendo el padre soltero de la poesía mundial.