Mi Sobrino Memo: Un millennial deprimido, pero “de a mentis”

Por Carlos Meraz

Lo suyo es sufrir. Así que si le rompen el corazón no es nada nuevo y a veces hasta lo busca para componer canciones melancólicas y nostálgicas, firmadas como Mi Sobrino Memo, el nombre artístico de Eduardo Martínez, un millennial originario de Neza, pero con look de nerd tardío de la “Condechi”, que se corta las venas con galletas de animalitos, es decir, un deprimido “de a mentis”, como se define.

Su zona de confort es la tristeza, pero siempre vista con humor y con letras explícitas, como hablan los adolescentes y los jóvenes como él, su principal público.

Sus obsesiones son los fantasmas, los pingüinos, las bolsas de papel estraza para ocultar el dolor o para “distinguir” a los músicos que lo acompañan en sus shows y, obviamente, el sexo femenino, su principal inspiración bajo un sonido folk pop.

“Mi depresión es por amores fallidos. Es un sentimiento de erosión, de no poder retener nada.

“Creo que el amor carnal es un comercial para vender bombones, flores o condones”, advirtió el cantautor de 25 años.

SUFRO Y LUEGO EXISTO
Mi Sobrino Memo admitió tener influencias de Enjambre y de Love Of Lesbian y una extraña fascinación por la cultura japonesa.

”Soy masoquista y no sólo en mis relaciones personales, sino también en las laborales y hasta con la familia. Por eso la música es mi diván, mi mejor terapia”, dijo.

El próximo 22 de septiembre, Mi Sobrino Memo se presentará en el Lunario del Auditorio Nacional, con un adelanto de su segundo álbum, “Bye, bye, sayonara. Nunca sabrás que esto es para ti”, con invitados especiales que han aparecido en su canal de YouTube y otros con los que ha alternado.