Miss Trans Nuevo León

Por Gerson Gómez Salas

Travestirse es soñar con ojos prestados. 

Para el concurso Miss Trans Nuevo León 2019, la belleza acude con esperanza a la Jaula, el antro de la calle Arteaga, a un costado del nuevo edificio de departamentos de lujo de la Calle Madero al poniente, parte olvidada, en el centro de Monterrey.

Todo es lentejuela. Todo es glamuroso. Desde los zapatos con tacón del 20 y punta de acero platinado. Los carruajes de las competidoras son camionetas último modelo. Cada una desciende con sus chambelanes.

La luz mortecina del alumbrado público le sirve de toque gótico. Para iniciar el evento se debe contar con la presencia de las nueve competidoras. La anfitriona Lara Crawford pone orden desde el proscenio.

Es media noche. Todos los gatos son pardos. Aquí no se duerme nadie. No se azota la vulgaridad o la incontinencia de las frases en doble sentido. Aquí no se jode. Aquí se apacigua. Es un concurso de belleza. 

Los meseros reconocen entre los espectadores, en la mesa del centro, al cartomanciano de Televisa. Envían cortesías de bebidas a su mesa. Litros diluidos, saborizantes a dulce, de whisky y bebida energética. Para todo subidón cuenta con paracaídas inter espacial de guaraná.

Lara describe la dinámica del evento. La muchedumbre alienta a sus representantes. Con porras se inunda de fe la edificación de la nueva abeja reina.

 Traje para salir de noche, traje de baño (sensualón) y ropa informal. El platillo musical incluye hora y media de la réplica de la obra musical “Mentiras”. Adelgace la billetera. Ponga a vapor los efluvios de la sed. Despierte la nostalgia.

Beba cerveza helada. Observaste los meseros. Tan guapos. Tan serviciales y con tan semejante paquete al frente. El desenfreno en el peculado de lágrimas. “Mentiras” es platillo de éxitos ambiguos, emuladores del despecho, el hogar a medio engaño y la redención del verdadero sentir (en los brazos nuevos).

A cada canto le llega su recitante. Los músculos faciales de las concursantes contraen la emoción. El ambiente tan cargado de endorfinas.

Los aplausos despiden a los actores. Ellos, son los miembros en activo de la comunidad en su parte creativa.

Al parejo de la velada, cada fase es árbol derribado, para llegar con precisión de neurocirujano sensual, a la cita permanente.

Destacan por cantidad dos favoritas. Van una detrás a la otra. Sin tanto detalle de ventaja. Levanta comentarios durísimos la aparición en traje de baño. De una solo pieza o dos. ¿Quién se queda corto?, ¿Quién se atreve a dejarse hechizar?

Lara Crawford declama la lista de premios. Nadie se irá con las manos vacías. De las nueve cada una se apresta para tomar el ramo de rosas. El beso fingido en la derrota. Los pasos hacia atrás. De regreso a la oscuridad. 

La sonrisa de revista rosa de la ganadora indiscutible: Rusia, Rusia, Rusia. Dice Lara y lo aprueban los jueces. Lo festeja la mesa de Rusia. Los familiares reparten las matracas al vuelo.  Las cervezas con espuma mojan el piso.

La ganadora sonríe con la corona puesta. Mañana volverá al salón de clases. A cursar el ultimo tetramestre de la licenciatura en administración de empresas. Con los pies hinchados de tanto bailar, dará detalles tan íntimos de la competencia.

En sus pendientes de logros: Ir el fin de semana al SPA, es urgente. Marcharse del país, a Brasil. Es impostergable. El paraíso en la tierra sudamericana. Eso sueña.