Ni perdón, ni olvido: a 50 años de la matanza de Tlatelolco

México.- Esta mañana la bandera del Zócalo capitalino se izó a media asta en honor a las víctimas del 2 de octubre de 1968.

50 años de la matanza de Tlatelolco

Alfonso Navarrete Prida, secretario de Gobernación, encabezó la ceremonia en representación del presidente Enrique Peña Nieto y expresó que este es un buen momento para “reconciliarnos y reconocer el camino que queda por delante para los mexicanos”.

Subrayó que a 50 años del atentado en Tlatelolco, la sociedad y el país es capaz de reconocer que la muerte de todas aquellas personas fue un suceso innecesario y por ello se les conmemora.

Por otro lado, Martí Batres, quien también asistió al izamiento de la bandera, dijo que aún faltan algunos esfuerzos para llegar a la armonía, paz y libertad en el país, lo cual sólo se logra a partir de la justicia.

Señaló que el simple hecho de que los tres poderes de la unión realicen un homenaje a los caídos del movimiento del 68, es un hecho republicano ejemplar, pues con ello la nación reconoce lo sucedido y es un paso para que ese tipo de acciones no se repitan.

Reconoció que, pese a la falta de justicia en el tema, la matanza fue un parteaguas para algunos cambios políticos como la expansión de la educación y la reforma política.

Agregó que quienes merecen reconocimiento por el 68 son los jóvenes y no las autoridades, por lo que se mostró de acuerdo en que se retiraran las placas en espacios públicos que llevaban el nombre del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz.

50 años de la matanza de Tlatelolco

La visión de las víctimas

Jaime Rochín, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), aseguró que lo acontecido el 2 de octubre de 1968 fue un crimen de Estado, por lo que no debe haber ni perdón, ni olvido.

Mencionó que recordar a las víctimas es una forma de dignificarlas “porque la tinta oficialista no podía manchar sus nombres para siempre”.

Agregó que la CEAV impulsa una reparación colectiva que pretende detonar proceso de verdad, justicia y memoria.

“(Reconoce que) la represión a los estudiantes de Tlatelolco en 1968 y posteriormente los movimientos sociales derivaron en un amplio uso de las ejecuciones, arrestos arbitrarios, tortura y desapariciones forzadas para someter a los grupos inconformes al sistema”.

Indicó que el 2 de octubre de 1969, el “Halconazo” del 10 de junio de 1971 y la llamada Guerra sucia, deben incluirse en el presente del país, la memoria colectiva y las narrativas oficiales para esclarecer los hechos y, así, restaurar los hechos de verdad y memoria que tiene las víctimas.

Vah