'Parásitos': El olor de la gloria en Hollywood

Redacción

Así como en una de sus escenas se define a la pobreza por su olor a humedad, la cinta surcoreana Parásitos (Parasite) terminó oliendo al aroma que más gusta en Hollywood: el de la gloria unánime, al erigirse como la ganadora absoluta en la 92 entrega, donde el pasado domingo se embolsó cuatro estauillas, entre ellas la más codiciada de la gala, la de Mejor Película, otorgada por primera vez en la historia a una cinta realizada en un idioma diferente del inglés.

La ácida comedia negra y obra maestra del surcoreano Bong Joon Ho sobre la eterna lucha de clases, y los abismos socioeconómicos entre pobreza y la riqueza modernas, es una trama universal que atrapó a los críticos de cine y a los jueces de los festivales más importantes del planeta, desde Cannes y los BAFTA, hasta los Globos de Oro y lo Spirit Awards.

El fime que sorprendió y legitimó, por esta ocasión, la credibilidad de la Academia de Artes y Cencias Cinematográficas, al otorgarle la estatuilla del Oscar a su realizador en las categorías de Mejor Director, Mejor Película Internacional y Mejor Guión Original, se convirtió además en el primer filme surcoreano en ser reconocido por el organismo que rige a la industria hollywoodense.

DOS MUNDOS IRRECONCILIABLES
Parásitos (Parasite) trata sobre los Kim, un clan de clase baja de Corea del Sur que se dedica a estafar como mecanismo de supervivencia y así, mediante varias triquiñuelas, consigue que todos sus miembros logren distintos empleos al servicio de los Park, una acomodada y aspiracional familia de Seúl.

Los dos mundos distintos e irreconciliables cohabitan en una moderna residencia, donde resurge la eterna e inevitable lucha de clases, entre ricos y pobles, y los terribles, pero fascinantes en la narrativa, abismos que prevalecen entre ambas sociedades.

Una prueba de ello es la emblemática escena en que el olor a húmedo de sus ropas delata su ínfima clase social, de la pobreza de origen, a la que el sofisticado olfato de sus patrones no suele estar acostumbrado.

El columnista estadounidense A. O. Scott, de The New York Times, describió a la película como “tremendamente entretenida, el tipo de película inteligente, generosa y con energía estética que borra las distinciones cansadas entre las películas de arte y las películas de palomitas de maíz".