Suicidios, la otra cara de la temporada decembrina

Por: Diego Ríos

@diegorioz

Fotos: Cuartoscuro

Según especialistas, en las fiestas decembrinas se incrementan los factores en la conducta suicida. Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía destacan que el 40% de los suicidios en el país son de jóvenes de 15 a 29 años. En la Ciudad de México ocurren 8.5 suicidios juveniles por cada 100 mil habitantes, y el 20% de las llamadas de ayuda emocional que recibe Locatel se relaciona con suicidios. 


Para Itzel García, habitante del Pueblo de Aculco, en la delegación Iztapalapa, su adolescencia la remite al momento más desolador de su vida. A sus 33 años de edad se traslada en silla de ruedas, pero ella no nació con una discapacidad, el uso de la silla es secuela de su larga búsqueda por el suicidio. 


“A mis 15 años por la escuela nos mandaron a una conferencia; había una ventana abierta, no lo pensé y me encaminé para afuera, recuerdo que no me daba miedo, en el fondo no me importaba lo que pudiera pasarme, mi vida no me servía de nada. De pronto reaccioné y todos estaban tratando de ayudarme. 


“Más tarde era la burla de mis compañeros y eso sólo me hizo sentir peor”, narra Itzel, quién actualmente se desempeña como trabajadora social.


Los intentos por quitarse la vida apenas empezaban, “un par de años después había perdido el apetito. En ese entonces mi mamá llevaba largo rato en una relación con un hombre que a escondidas se me insinuaba, hasta que se quiso aprovechar de mí; grité pero nadie me hizo caso. 


Entré a la cocina, agarré un cuchillo y empecé a cortarme en el vientre; en eso mi abuelita me quitó el cuchillo y volvieron las discusiones. Yo lo único que pedía es que me escucharan, que me abrazaran” recuerda con amargura quien ahora se dedica a escuchar a personas que presentan cuadros de depresión. 


Los años pasaban e Itzel no sabía que tenía depresión, para ella todo se resumía a rechazo y falta de atención por los demás, en el fondo cada día se acercaba más la posibilidad de perder la vida por lesiones que ella misma se infligía “en una ocasión mi hermano me dijo, “si tanto te quieres morir ya no lo andes diciendo y mejor hazlo, para qué quieres que todo el mundo se entere, yo le respondí que ya lo había intentado pero no lo había logrado y entonces él me dio un encendedor y me dijo que me prendiera fuego; prendí el encendedor, lo dirigí a mi ropa, se prendió el pantalón poco a poco, yo no sentía dolor mientras iba subiendo la flama, hasta que llegó mi hermana y me apagó. 


Me fui a mi cuarto llorando. Me quité la ropa quemada y me quedé dormida, a las horas el dolor me despertó. Como pude me senté y al quitarme la cobija vi mis piernas y mis pies con unas ámpulas, mi piel roja y  un gran ardor me hacían sentir como si hasta ese momento el fuego me hubiera empezado a quemar.


Caminé a la ventana que daba a la calle, y aún con el dolor que me provocaban las quemaduras yo sólo quería librarme de esa soledad, de esa tristeza, ya no quería seguir respirando y me aventé. 


Itzel despertaría en un hospital donde a la par de un médico, un psicólogo y una trabajadora social le prestaban atención, perdió la movilidad de la cadera hacia los pies y jamás regresaría a la casa de su familia.

Actualmente es autosuficiente y dedica su vida a orientar a jóvenes, que como ella hace más de 10 años, no son capaces de darse cuenta que sus emociones los pueden acercar a la muerte.

Algunas Causas
Para Omar Santillán, especialista y miembro del Colegio de Nacional de Psicólogos, “se considera depresión cuando la persona mantiene un estado emocional de tristeza casi todos los días, con pérdida de energía o fatiga y una disminución importante del placer e interés por las actividades diarias” describe el psicólogo.


Las fechas decembrinas son un escenario común para que se susciten suicidios entre la población capitalina, ya que según el especialista, “los aspectos socioculturales son determinantes. La falta de empleo y por consiguiente de dinero para enfrentar los gastos en estas fechas o lejanía con lazos familiares forman escenarios comunes para el suicidio. A todo esto se suma el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas”.


De convivir con una persona con depresión, hay que estar alertas ante un probable intento de suicido, tal es el caso “si la persona se muestra melancólica la mayor parte del tiempo, desinteresada de situaciones que antes le causaban placer, una notable disminución de la fuerza vital, es decir se observa cansada, y en sus temas de conversación hay elementos relacionados con la muerte, culpa y otros aspectos que denotan desesperanza. De igual manera suelen presentarse elementos psicosomáticos como migrañas, tics nerviosos y constantes enfermedades”, alerta el especialista.


El Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz advierte que “la adolescencia y los primeros años de la adultez son etapas que implican cambios físicos y emocionales. En algunos casos los jóvenes pueden llegar a sentir malestar emocional ante las diversas situaciones y factores estresantes que se les presentan, por ejemplo, ante los procesos normales de maduración, la influencia de las hormonas sexuales y los conflictos con los padres”.